HABLAR CON JESÚS
Antes que nada, quería preguntarte: ¿cómo estás hablando con Dios?, ¿cómo es tu oración personal?, ¿cómo es tu relación con Dios? Porque así como se vive, se reza y así como se reza, se vive.
La inercia y la pereza nos puede a veces desalentar en el combate de la oración. Esa cuestión de amor, de humildad, de confianza, de perseverancia, que también nos lleva a buscar esa amistad con el Señor.
¿Tenés tiempo de duración en tu oración personal? O rezas a veces, bueno, ¿cuando no sé qué, cuando no sé cuánto y tengo tiempo?… ¿Tengo duración en mi oración contemplativa?
Como nos enseña el Catecismo de la Iglesia: “La tentación más frecuente es no tener fe, no veo resultados. Enseguida me tiro atrás”.
Fíjate como Jesús nos enseña:
«Sin mí no pueden hacer nada».
Ahora, en este rato de oración, nosotros también queremos buscar en Él solamente la fuerza para seguir adelante. Y lo hacemos en esta fiesta, en la Cátedra de San Pedro. Es una fiesta muy particular.
Recordamos cómo la Iglesia de Jesucristo tiene un cimiento llamado Pedro, que hoy prosigue adelante en su sucesor, que es Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco.
Cada veintidós de febrero, como en este día, los romanos acostumbraban a rezar por los difuntos y especialmente rezaban por los apóstoles que habían fallecido, especialmente san Pedro.
Me acuerdo cuando iba a visitar la Basílica de San Pedro, un día como hoy, y la imagen de bronce que está ahí en la basílica estaba especialmente llena de flores, muchas luces, todo iluminando también a san Pedro.
Las reliquias y la propia figura y la cátedra de Pedro, nos recuerdan esa unidad de los creyentes que también estamos unidos a la cabeza. Cada vez que hablamos de la cátedra de San Pedro, no podemos olvidar que también Jesús quiso cuidar, especialmente en la potestad de Pedro, el Vicario de Cristo.
REZAR POR EL PAPA FRANCISCO
Tenemos todos los católicos también esa suma especial oración, más en estos días, que rezamos por la salud del Papa, que ha sido ingresado con ese cuadro de bronquitis, que también estamos esperando que se recupere, como rezamos por el Papa, como él nos ha pedido. Quizás estás rezando mucho.
Te lo digo como dice también Jesús:
«—Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos. Ahora yo te digo: —Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
—Te daré las llaves del Reino de los Cielos. Lo que ates en la Tierra quedará atado en los Cielos. Y lo que desates en la Tierra quedará desatado en los Cielos».
¿Cómo rezamos por el Papa? ¿Cómo rezamos por ese sucesor de Pedro? ¿Seguimos a Cristo en la Iglesia, en la Iglesia de Pedro, en la Iglesia de Roma?
Porque después de que Pedro se fue, fue reconocido también como el sucesor de Pedro todo aquel que fuera elegido Papa.
La cátedra de Pedro quedó como la cátedra, donde también los siguientes Papas siguieron adelante.
Es más, durante la República Romana posterior al Imperio, tenía una silla especial que se llama ‘La Silla curul o Savonarola’, como quieras llamarla. Donde se sentaban ahí los magistrados veteranos o los pro-magistrados, que tenían como un imperium.
Bueno, la sede de Pedro, la cátedra de Pedro, como hoy lo hacemos, significa, por tanto, atribuir a ese lugar la fuerza del significado espiritual, y reconocer en ella también el privilegio del amor de Dios. El privilegio de Dios que eligió San Pedro para regir la Iglesia, para darle las llaves de la Iglesia.
SEGUIR A CRISTO
Decía San Jerónimo:
“He decidido consultar a la cátedra de Pedro dónde se encuentra esa fe que la boca de un apóstol ha ensalzado. Vengo ahora a pedir alimento para mi alma, allí donde recibí el vestido de Cristo”.
Esos somos los cristianos, seguimos a Cristo. O como decía Monseñor Munilla:
“Somos los que estamos también llenos de Cristo. Somos recibido la unción de Cristo en el bautismo y también en la confirmación. Somos los crismados”.
Y eso me gusta también, porque efectivamente en la Iglesia seguimos a Cristo, damos la vida por Cristo, como lo han hecho los santos a lo largo de la historia.
Fíjate ahí en el ábside de la Basílica de San Pedro, está el monumento a la Catedral del Apóstol. Es una obra de Bernini espectacular, que requiere también pensar en cómo la Iglesia está construida también de la Iglesia de Occidente y la Iglesia de Oriente.
Por un lado, en la Catedral de San Pedro, en el ábside de la Basílica de San Pedro, están por un lado, los doctores de Occidente, san Agustín y san Ambrosio, y dos de Oriente, san Juan Crisóstomo y san Atanasio.
Pero si nos detenemos especialmente en el centro, si cuidamos la mirada del vitral de alabastro que está enfrente de la cátedra, está el Espíritu Santo. Es el Espíritu Santo lo que sostiene también la Iglesia.
Y en el contexto del Evangelio de hoy, que hemos escuchado recién, también nos sirve pensar esas últimas palabras que dicen:
«Te daré las llaves del Reino de los Cielos y todo lo que atares sobre la Tierra quedará atado en el Cielo, y todo lo que desates en la Tierra quedará desatado en el Cielo».
FUNDAMENTO Y ROCA
El Señor acaba de elegir la cabeza de la Iglesia. Simón, san Pedro, es el que Dios ha elegido para cuidar la Iglesia. ¿Cómo cuidamos también nosotros de la Iglesia?
Así como ese pescador de Galilea que se convirtió en el fundamento y roca de la Iglesia, nosotros también estamos llamados a seguir a san Pedro, seguir al Papa, seguir como Iglesia.
Ahí predicó san Pedro al Maestro. Y nosotros también tenemos que predicar al Maestro. No podemos quedarnos en una simple persecución de la sociedad. No se puede.
Pensemos, como hizo san Pedro en aquella Roma pagana, con ese pueblo romano que tampoco entendía muchas cosas.
Pero vos y yo, todos siguiendo a san Pedro, podemos cuidar esa misma fe. Podemos ser crismados de la misma fe. Podemos llenarnos de fe en cada rato de oración.
Me imagino hoy a san Pedro rezando, ¿cómo rezaría San Pedro? ¿Cómo escucharía esas palabras de Jesús?:
«Sin mí no pueden hacer nada»
O,
«Recen para no caer en la tentación»,
que le dijo Jesús antes de morir.
¿Cómo es nuestra oración?
En esta fiesta de hoy, la Cátedra de San Pedro, nos ayude también a centrarnos en Jesús… Solamente en Jesús.
A buscar y también descubrir que esa reliquia de san Pedro nos habla de fundamentar nuestra fe en Jesús, fundamentar nuestra fe en la Iglesia, rezando especialmente hoy por el Papa Francisco, que está internado y que rezamos también por su salud, y que rezamos también por toda la Iglesia, reunidos en esa misma oración.
¿Cómo es mi oración para buscar también ese Magisterio del Papa, ese Magisterio de todos los sucesores de San Pedro? ¿Busco que resuene también esa voz infalible de Cristo en mi vida, en mi fe? ¿Cómo actúo como un buen cristiano?
MADRE DE LA IGLESIA
Me gustaba también especialmente visitar la Basílica de San Pedro, donde también hay una imagen de la Virgen “Mater Ecclesia”, al fondo, a la izquierda de la basílica, en una de las capillas laterales, así como también en la Plaza de San Pedro, hay una imagen muy bonita que está ahí, que es la Virgen Madre de la Iglesia.
Hoy en esta fiesta también muy romana o muy católica, podríamos decir, muy del Papa Francisco, también en esta fiesta. Recemos especialmente por toda la Iglesia.
La Virgen es nuestra madre. Ella fue la discípula más fiel de su hijo. También podemos pedirle como Mater Ecclesia, Madre de la Iglesia, que ruegue por nosotros.
Que sepamos también nosotros seguir a ese pastor, que es en este caso, el Santo Padre, el Papa Francisco, para también iluminarnos en esta fiesta, llenos de alegría y llenos de oración, buscando efectivamente poner todo en oración, con humildad, como mendigos, como quien pide algo que necesita.
¿Es así nuestra oración? … ¿Nuestra relación con Dios?… Es así como Pedro, que seguramente rezaba y rezaba con mucha fe, a veces le faltaría fe como nos falta a nosotros.
Pero te pido también ahora, en este rato de oración Señor, que nos ayudes a buscar con alegría eso que Vos querés para nosotros. Como Pedro, como María, también tuvieron y pusieron en práctica en su vida. Así sea.