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SEGUIRLE O NO SEGUIRLE, ESTA ES LA CUESTIÓN

Seguirle ¿Si o No?

SEGUIR A JESÚS ¿SI O NO?

Teníamos pocas semanas de haber llegado a Roma.  Íbamos el padre Juan Pablo -que también predica aquí en 10 minutos con Jesús, en México (en ese entonces no éramos sacerdotes)- íbamos volviendo de la universidad un día y decidimos ir a ver una exposición de Caravaggio (un famoso artista) que estaba siendo anunciada por todos lados.

Nos lanzamos y con ese poco italiano que sabíamos, nos fuimos a buscar el lugar de la exposición en “Stazione Termini”, una estación bastante grande y concurrida.  Tengo que aceptar que nos costó un poco llegar, pero lo conseguimos.

Ahí estaban muchas de las obras de Michelangelo Merisi, mejor conocido como Caravaggio y entre las distintas que se exponían, vimos la que representa la escena del Evangelio de hoy: La vocación de Pedro y Andrés.

            “Al pasar junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, que echaban las redes en el mar, pues eran pescadores.  Y les dijo Jesús: síganme y los haré pescadores de hombres.  Y, al instante, dejaron las redes y le siguieron”.

(Mc 1, 16-18)

SEGUIR A JESÚS

Una escena impresionante, bueno pues hay que saber que Caravaggio es un maestro del claroscuro, lo que quiere decir, que la luz significa mucho en sus obras.  La descripción que se hacía de esta obra, en concreto, me llamó la atención.  Primero, Jesús aparece joven, “eras joven Señor y yo me imagino a Andrés y a Pedro también jóvenes, aunque Caravaggio los ponga ya barbados y a Pedro hasta canoso…”

Pero lo curioso es que el rostro de Jesús y el de Andrés están iluminados; el de Pedro no.  Su rostro todavía se esconde en la oscuridad.  Dicen que es porque Andrés ya había conocido a Jesús, que es la Luz.  En cambio, Pedro es aquí donde se lo encuentra por primera vez, donde tiene que tomar la decisión de si le acepta, si le sigue o no…

Seguirle o no seguirle, esta es la cuestión.  Podríamos decir, parafraseando a Shakespeare: ser o no ser cristiano; seguirle o no seguirle.  Pues Pedro, en la pintura que te hablo, para dar más énfasis a su indecisión, todavía sostiene unos pescados en la mano y tiene los brazos extendidos en un gesto de sorpresa.

¡PRISA!

“Jesús, yo te pido: ilumina mi vida, que no me esconda en la oscuridad de una vida en la que Tú no estás presente o en la que vivo dudando si Te sigo o no Te sigo”.  Pinte como lo pinte Caravaggio, hay que ser justos: por lo que cuenta el Evangelio, Pedro no tardó en decidirse.

  “Al instante dejaron las redes y le siguieron”,

así lo dice el evangelista.  Ahora, ¿por qué tardó tanto yo en decidirme a veces? ¡Prisa! Debería tener prisa por seguirte Señor, por irme tras de Ti y eso en las mil y una sugerencias, insinuaciones, mociones que me das a lo largo del día.  Si las dejo para luego, ya es tarde.

¡Hoy! Hoy te rezo con palabras de san Josemaría:

“Ilumina mi entendimiento para conocer tus mandatos: fortalece mi corazón contra las insidias del enemigo: inflama mi voluntad… he oído Tu voz y no quiero endurecerme y resistir diciendo: después… mañana… ¡Ahora! No vaya a ser que el mañana me falte.

(Oración del Espíritu Santo, 1934, San Josemaría)

QUE SEPAMOS RESPONDER ENSEGUIDA

Eso fue lo que hicieron Pedro y Andrés y no fueron los únicos, porque sigue el Evangelio diciendo que:

Avanzando un poco, vio a Santiago el de Zebedeo y a Juan, su hermano, que remendaban las redes en la barca.  Y en seguida los llamó.  Y dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras Él.

(Mc 1, 19-20)

También ellos respondieron enseguida.

Y poco más adelante se encuentra contigo y conmigo y nos hace la misma propuesta.  Te la hace hoy mismo en este lunes como cualquier lunes, te la hace respecto a esas decisiones de lucha y entrega que sabes que tienes.  Respecto a dejar ese pecado o esa ocasión de pecado.  Te la hace respecto a ese propósito de rezar o ese acto de caridad o esa obra de misericordia que vives retrasando.  No sé, cada uno sabrá.

¿Qué le respondes? ¿Te quedas en la oscuridad de tu indecisión o das un paso hacia la Luz? ¡Seguirle o no seguirle, esta es la cuestión! Que tú y yo sepamos también responder enseguida, que no tardemos en decidirnos, que no le demos largas… como decía san Josemaría

MAÑANA, EL ADVERBIO DE LOS VENCIDOS

Man in the image of Christ reaching out his hand, dark background. Belief in god, christian faith

“¡Mañana! Alguna vez es prudencia; muchas veces, es el adverbio de los vencidos”.

(Camino, punto 251, san Josemaría)

Pues yo me quiero contar entre los victoriosos, no entre los vencidos.  “Así que yo respondo hoy que sí, que Te sigo Señor, Te lo digo con esa frase que me causa hasta gracia: “Tú dices rana y yo salto”.  ¡Lo que quieras Jesús, hoy y mañana y siempre quiero responderte que sí quiero seguirte!

Pero volteemos a ver la escena nuevamente, ¿qué ves?

Me gusta a mí aquella introducción de un libro que dice:

“Un aldeano que hablaba a un grupo de pescadores, nada hacía sospechar que se tratara de alguien importante, vestía pobremente. Él y los que le rodeaban, eran gente sin cultura, sin lo que el mundo llama “cultura”.

LA HISTORIA GIRA EN TORNO A JESÚS

No poseían títulos ni apoyos.  No tenían dinero ni posibilidades de adquirirlo.  No contaban con armas ni con poder alguno.  Eran todos ellos jóvenes, poco más que unos muchachos y, sin embargo, veinte siglos después, la historia gira en torno a Aquel hombre; los historiadores -aún los más opuestos a Él- dicen que tal hecho o tal batalla ocurrió tantos o cuantos años antes o después de Él.

Media humanidad, cuando se le pregunta por sus creencias, usa Su nombre para denominarse.  Dos mil años después de Su vida y Su muerte, se escriben cada año más de mil volúmenes sobre Su persona y Su doctrina.  Su historia ha servido como inspiración para, al menos, la mitad de todo el arte que ha producido el mundo desde que Él vino a la tierra.

(Como el que te comentaba de Caravaggio).

Cada año, decenas de miles de hombres y mujeres dejan todo: su familia, sus costumbres, tal vez hasta su patria, para seguirle enteramente, como aquellos doce primeros amigos…

JESÚS EXIGE RESPUESTAS ABSOLUTAS

Conocerle no es una curiosidad, es mucho más que un fenómeno de la cultura.  Es algo que pone en juego nuestra existencia, porque con Jesús no ocurre como con otros personajes de la historia.  Que César pasara el rubicón o no lo pasara, es un hecho que puede ser verdad o mentira, pero que en nada cambia el sentido de mi vida.

Que Carlos V fuera emperador de Alemania o de Rusia, nada tiene que ver con mi salvación como hombre.  Que Napoleón muriera derrotado en Elba o que llegara a ser emperador al final de sus días, no moverá hoy a un solo ser humano a dejar su casa, su comodidad y su amor para marcharse a hablar de él a un aldehuela del corazón de África.

Pero Jesús no; Jesús exige respuestas absolutas.  Él asegura que, creyendo en Él, el hombre salva su vida e, ignorándole, la pierde.  Este hombre se presenta como el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14,6)”.

(Vida y misterio de Jesús de Nazaret.  J. L. Martín Descalzo)

RESPUESTAS…

Eso es lo que vemos en la escena de hoy.

“Es buena esta descripción de la escena y lo que ha traído las consecuencias del paso tuyo Señor por esta tierra” y a ti que haces este rato de oración, te vuelvo a recordar: seguirle o no seguirle, esta es la cuestión.

No es una cuestión banal, es decisivo para tu vida y para los que te rodean.  Para este mundo que depende de nuestras respuestas, de que sepamos caminar ese camino que es el único verdadero.

Vivir esa vida que es la única que vale la pena, ¿Te decides? Pero ojo, si te decides es hoy, no mañana, ¡Hoy!  Pues Madre nuestra ayúdanos a decidirnos.

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