El Evangelio del día de hoy nos presenta a Jesús que ha adquirido cada vez más fama, más renombre, notoriedad… estamos en el capítulo sexto de San Marcos que nos advierte que:
“Como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de Él”
(Mc 6, 14)
Hasta al rey ya había llegado ya la fama de Jesús. Es impresionante cómo poco a poco sus enseñanzas, sobretodo sus signos o sus milagros, han hecho que todo el mundo vaya conociendo de Él. Es imposible que exista una persona en toda Israel que no haya escuchado acerca de Jesús.
De hecho, llega hasta las más altas esferas; llega hasta Herodes. ¿Qué es lo que decían de Jesús? Lo dice el mismo San Marcos a continuación:
“Unos decían: Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos y por eso las fuerzas milagrosas actúan con él. Otros decían: es Elías; otros: es un profeta como los antiguos. Herodes, al oírlo, decía: es Juan a quien yo decapité, que ha resucitado”.
(Mc 6, 15-18)
LA FAMA DE JESÚS
No nos vamos a meter en el tema de la decapitación de Juan (que es bastante interesante), lo hemos hablado muchas veces en 10 minutos con Jesús. Pero me gustaría centrarme, más bien, en la fama de Jesús. Ya se ve que es alguien grande, porque le ubican como el Hombre más importante nacido de mujer, Juan el Bautista o Elías, que era el profeta más espectacular que había tenido el pueblo judío.
La fama de Jesús ha crecido muchísimo; sin embargo, es un Hombre que sabe hacer las cosas bien: “Bene Omnia Fecit” (Todo lo ha hecho bien), es un Hombre que es cariñoso, que es caritativo y que es tierno. Esto es una cosa que yo no había considerado mucho.
Señor, hoy quisiera que nos des un poco de luces para profundizar en la ternura y en Tu ternura. Sí, Cristo es nuestro horizonte, Él es la respuesta a todas nuestras preguntas. Su fama puede extenderse también en nuestra vida. Su identidad responde al amor, a la verdad, a la justicia, a la fraternidad, a la lealtad con el Padre a una historia de fidelidad entre Dios y los hombres, a una historia de sacrificio, a una historia de perdón y, a veces, como sabemos, la verdad no es bien acogida.
JESÚS NOS LLAMA A CORREGIR
Una llamada al cambio y a la conversión no siempre tiene una respuesta positiva en las personas y Jesús muchas veces habrá llamado a corregir; y, sin embargo, aunque había muchas resistencias al cambio, Él con su amor lograba que las personas cambien de vida también.
Eso notamos en las llamadas a los discípulos: dejan todo y le siguen, cambian de vida. El carisma tan fuerte que tenía Jesús, pues debió haber sacado detalles de lo que Él había visto.
-Perdón la referencia personal, pero hace poco estaba dando una clase a la que asistió una tía mía y que después le llamó a mi madre para decir: “oye, tu hijo tiene tus mismos dejes, tus mismas formas. Cuando daba la clase me di cuenta de que se parece muchísimo a ti”-.
PATRIS CORDE
Y esto es lo que seguramente le pasaba también a Jesús con Su padre San José, que tenía también cantidad de detalles en lo que se le parecía: la forma de explicar, la forma de mover las manos, la forma de poner los ejemplos, la forma en la que quería a la gente…
Vamos a meternos un poco más de lleno en la “Patris Corde”, en donde el Papa Francisco habla de san José. Esta carta apostólica en la que nos presenta la figura de san José en distintos ámbitos. De igual forma que la Virgen María se le nombra doce veces Reina en las letanías lauretanas, el Papa habla de san José siete veces Padre.
Una de las cosas que a mí más me llama la atención de esta “Patris Corde”, es el epígrafe de: “Padre de la ternura”. ¿Por qué Padre de la ternura? Porque san José es una figura de la que tenemos que profundizar en distintos aspectos y es algo que nos invita el Papa Francisco.
LA TERNURA DE SAN JOSÉ
Una de las características principales de san José es que era tierno, vio a Jesús progresar día a día en sabiduría, en estatura, en gracia ante Dios y ante los hombres nos dice el Evangelio. José le enseñó a caminar, lo tomaba entre sus brazos. (Es lógico que un padre tenga esa ternura por su hijo.)
Hace pocos días, vino a visitar una pareja, vinieron con su hija, una niña pequeñita y ¡qué bonita la niña! Los niños pequeños generan ternura, generan ese sentimiento a los adultos y José vio crecer así a Jesús.
Cuando un padre ve a su hijo, siente ternura y José, al ver a Jesús, también seguramente tenía esa misma ternura. Pero es interesante dar la vuelta a esta misma consideración, porque Jesús vio la ternura de Dios en José.
LA TERNURA DE CRISTO
Como dice la “Patris Corde”:
“Como un padre siente ternura por sus hijos, así el Señor siente ternura por los que le quieren”,
por los que nos sentimos hijos Suyos.
Jesús Hombre, aprende la ternura de José y aprendió a que esto es una virtud importante: la ternura. La que, además, se puede confirmar en la vida de Cristo como se nota en cómo entendía a la gente que tenía más problemas.
Por ejemplo, recuerda la ternura de Cristo al fijarse en las personas que no son las más importantes, pero sí son las que más lo necesitan. Por ejemplo, entra en la piscina de Betsaida y se da cuenta que hay muchos enfermos, pero que hay uno que ha estado 38 años ahí sin que nadie le ayude y Jesús es capaz de darse cuenta de quién es el que más lo necesita; tiene la ternura en su corazón de acercarse misericordiosamente al que más lo necesita.
DIOS SE FIJA EN LA PARTE DÉBIL
Esto es bien bonito porque ¿de quién aprendió esto humanamente? Lo aprendió de José y se acerca a ese hombre y le cura; al igual que José habrá hecho muchas cosas similares dando ejemplo a su Hijo.
Muchas veces nos damos cuenta de que somos vulnerables y es una cosa importante. El Papa Francisco nos hace acuerdo de este epígrafe, de que Dios se basa no sólo en las personas por completo, no sólo en la parte buena y vencedora, sino que muchas veces se fija en la parte débil.
En los designios divinos se basa en nuestras debilidades y esto tiene mucho que ver con la ternura. ¿Por qué ayuda a Jesús al que Él más lo necesita? Por la ternura. Jesús aprende de José a ser tierno y nosotros tenemos que aprender estas mismas virtudes para ver con ternura a nuestro alrededor.
CARIDAD
A veces tenemos la mirada demasiado dura, encontramos muchos errores, encontramos faltas, encontramos las cosas que no nos gustan y con facilidad criticamos o con facilidad hacemos juicios de valor o con facilidad decimos cosas que son, a veces faltas de caridad y nos olvidamos de vivir esta ternura.
Esta ternura que debería hacerte una revolución, como nos invita el Papa Francisco, para fijarnos en los demás, en los que más lo necesitan. ¿Por qué te quejas cuando te vienen a limpiar el vidrio del carro? ¿Por qué sufres cada vez que te toca volverte a ponerte la mascarilla porque viene alguien de fuera? ¿Por qué?
O sea, hay cantidad de detalles que no nos gustan, pero que si lo hacemos con esta visión distinta de ser más delicados con quien más lo necesita, ser misericordiosos, esta revolución de la ternura, entonces claro, las cosas van a funcionar distinto.
LA FAMA DE JESÚS
La fama de Jesús no es una fama que sale sólo por los grandes milagros que hace, sino por Su forma de ser, por Su forma de ser que encuentra en la gente necesitada; a los que Dios más quiere, que encuentra en la gente que más necesita de Él y va directamente a atenderles.
Jesús es así y quiere que tú y yo también tengamos esto, que desarrollemos la ternura. Vamos a terminar este rato de oración, acudiendo a nuestra Madre la Virgen y a san José para que nos enseñen a ser personas tiernas, personas que sepan valorar. Ojalá y tengamos esa misma fama de que somos misericordiosos, de que somos tiernos con los demás.