Me contaban de una persona que trabaja en inteligencia artificial y, en concreto, se referían a una aplicación que tenía esa tecnología para resolver problemas de recursos humanos.
Más que para resolver problemas, es para facilitar la selección de postulantes a un trabajo. Y, en este caso, parece que algunos de los algoritmos podían fallar… Porque, basándose en los datos del pasado, quizás cometían algún error.
Como que, a algún tipo de personas lo descartaba y quizás no era lo correcto. Y si una persona lo hubiera analizado, no hubiera cometido ese error.
Y me acordé de esto, porque en el Evangelio de la misa de hoy, “Jesús, Vos Señor, con quien queremos ahora hablar, te encontrás con un problema -por así decir- de recursos humanos”.
LA NOCHE EN ORACION
Se ve que el Señor quiere elegir entre aquellas gentes que lo rodeaban y se contaban -en gran número- a sus discípulos. Los que serán las columnas de la Iglesia.
“Y no contabas Vos, Jesús, con ningún algoritmo de inteligencia artificial, ni nada. Pero sí vemos que pones unos medios, “un poco excepcionales”.
Y es que te pasaste aquella noche en oración; subís al monte donde muchas veces te vemos rezar”. Y, en este caso, toda la noche en oración con Su Padre para después bajar y elegir a los doce.
Nos cuenta el Evangelio de la misa: uno por uno los nombres de aquellos que elegiste para que fueran tus apóstoles -que así los llamas-.
¡Y fue una elección muy buena! Podemos decir que acertaste en once de los doce elegidos.
DISPUESTOS A DAR LA VIDA
Porque dice ahí también, que lo incluye en esa lista a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor. “Los otros estuvieron dispuestos a dar la vida por Vos; los otros once. Diez murieron mártires, san Juan no. Pero también estuvo dispuesto a dar la vida hasta el final por Vos Señor”.
Y pensaba de este Evangelio: ¡Cuánto podemos aprender! como siempre, de Tus hechos, de Tus enseñanzas, de lo que nos trae el Evangelio.
“Cómo Jesús, Vos, siendo Dios, estando en una comunicación continua con Tu Padre, te ponés a rezar ante una situación especial…
Como habías hecho antes de comenzar Tu ministerio, de manera más fuerte todavía: cuarenta días en el desierto de oración y de ayuno. Y, ahora, para elegir a los doce…”
TOMAR DECISIONES
Y puede ser que, nosotros en alguna circunstancia nos encontremos también, con que tenemos que decidir algo, tomar decisiones importantes. Cuando nos encontramos con un problema que hay que resolver…
Y quizás, este ejemplo tuyo, sea para que lo sigamos, para que nos animemos a dedicar un rato -por así decirlo-: “extraordinario”, a esa unión con Dios.
Estaba leyendo de un cardenal que escribió un libro, en el que contaba su experiencia de trabajo al lado de san Juan Pablo II.
El libro se llama: “Cristo, la Iglesia y el mundo” y contaba, entre otras anécdotas, decía, cómo el Papa santo resolvía los temas rezando. Y muchas veces lo decía explícitamente, que era su primera misión: rezar.
ELEGIR A UN OBISPO
Cuenta cada ejemplo. Dice:
“Recuerdo una plenaria de la congregación, los obispos estaban divididos respecto al voto, 50% y 50%. Algunos eran favorables al primer candidato; otros, más al segundo. ¡Tenían que elegir a un Obispo!
Cosa que iba a ser determinante para una diócesis y para todas las personas que dependerían de esa diócesis.
Y los dos candidatos eran excelentes, por tradición, conocimiento del lugar y experiencia. Le expusimos todo lo que era necesario saber…
“El Papa Juan Pablo II, toma las hojas en las manos, siendo un sábado en la noche y me dice: lunes en la mañana celebraré la misa por estas intenciones y luego tomaré una decisión.
-No sé porque no me dijo que lo haría el domingo, día en que también celebraba la misa. Creo que, probablemente, ya tenía una larga lista de intenciones… -comentó-
Pasan los días, y cuenta el cardenal: -el lunes en la tarde, el secretario del Papa me transmite las hojas del Papa, con el nombre escrito del Obispo, como había prometido”.
(Cristo, la Iglesia y el mundo. Cardenal Stanisław Dziwisz)
RESOLVERLO EN LA ORACIÓN
Resolvió el tema en la oración, en la misa. Y tantas veces, incluso en viajes, en periodos de mucha actividad, se encontraron al Papa postrado. “Que hacía como Vos Señor: quedarse en la noche en oración, frente a Tu presencia, en la Eucaristía, sobre el suelo, rezando en postración”.
Quizás no es lo que nos tocará hacer habitualmente. “Pero nos podemos preguntar ahora, que intentamos Señor, conversar con Vos, en este ratito de diálogo, ¿no habrá habido en este año, por ejemplo, momentos en los que tenía que tomar decisiones, que quizá requerían un poco más de oración? De irme con Vos, para hacer lo que hacías Vos, estar en la presencia de tu Padre”.
“Quizá pedir por esos que ibas a elegir y encomendarle el tema, pedir luces, pedir para que todo fuera bien y, después quizá, dejarlo todo en Tus manos”. Puede ser que no tengamos todas las seguridades, a veces.
Incluso, vemos en este Evangelio -y lo dice el evangelista-: uno de los que el Señor eligió, lo traicionó. ¿Es que se equivocó Jesús? Probablemente no, probablemente Judas tenía la libertad de ser fiel o de convertirse, pero, “era libre”.
TOMAR DECISIONES DIFÍCILES, EN ORACIÓN
Y quizás, si vemos que tenemos momentos así, podemos mirar hacia adelante, tomarnos unos momentos, un rato más largo de oración (depende de lo que se trata), para rezar un poco más, para hacer esa oración extraordinaria, “para pasar un tiempo con Vos”.
Si lo buscamos, quizá lo encontramos: en una iglesia, en una capilla de adoración… Ante un momento más difícil, cuando hay que apoyar, danos el poder de la oración.
Pidámosle a María, que seguramente tantas veces supo sostener a la Iglesia con la oración, que tantas veces la contemplamos tomando decisiones, esa decisión grande en su vida al decir “sí” a los planes de Dios.
Muchas veces nos la imaginamos recogida en oración. Ayúdanos Madre nuestra a tener esa confianza y a mejorar este mundo; a mejorar nuestra vida con esos ratos de reunión con tu Hijo.