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P. Juan

6 min

ESCUCHA LA MEDITACIÓN

TRIGO Y CIZAÑA

Con atención, sabiendo distinguirlos, es posible diferenciar el trigo de la cizaña. Es muy posible que San José se lo haya enseñado, entre tantas otras cosas, a Jesús. Y Él aprovecha esa sencilla imagen para explicarnos cosas sobre el Reino de los Cielos.

JESÚS APRENDIENDO DE SAN JOSÉ

El Evangelio no cuenta, porque tantas cosas de la infancia de Jesús no vienen relatadas, pero es muy probable que dentro de tantas cosas que san José le enseñó a Jesús, tantas cosas prácticas, no sólo ahí en el taller -cómo se llamaban las distintas herramientas, o los tipos de madera, esta es más dura, esta es más blanda, esta es más noble, esta sirve especialmente para… ¡tantas cosas que san José le iría enseñando, mostrando a Jesús en el taller!-, pero también fuera del taller.

Y el Evangelio no lo relata, pero quizás también alguna vez, yendo de un lado a otro, quizás yendo hacia un bosque a buscar la madera, o yendo hacia otro sitio donde estaban ayudando en una construcción, quizás en alguno de estos trayectos, san José aprovecharía en algún momento de enseñarle muchas cosas a Jesús, y entre ellas, quizá alguna vez se detuvieron y san José le explicó: -Mira, esto no es todo trigo; aquí mira, fíjate: esto es cizaña. ¿Verdad que es un poquito distinta? Y Jesús quizá se demoró, quizá estaba mirando; no era tan fácil distinguir entre el trigo y la cizaña, le parecía al principio, quizá, todo lo mismo.

JUNTAS PERO DISTINTAS

Pero claro, después van corriendo las semanas, va creciendo aquello y el trigo se va diferenciando cada vez más de la cizaña, aunque están creciendo juntos. Y san José le explicaría a Jesús, seguro, como tantas otras cosas, pero también le explicaría: -Mira, fíjate, son distintas; están creciendo juntos, pero son distintas. Y fíjate, porque la cizaña después, si se mezcla en la harina con la del pan, se hace mal, duele el estómago, funciona mal, contamina la cizaña. Por eso hay que quitarla, por eso puede estropear una cosecha entera de trigo.

Y Jesús iría aprendiendo estas cosas y tantas otras. Y después, como tantas cosas sencillas, pero que encierran una verdad profunda, Jesús la aprovecharía -las aprovechó de hecho-, para explicarnos cosas, para hablarnos del Reino de los Cielos con imágenes fáciles de entender, fáciles de memorizar, de recordar, para después nosotros también -las distintas generaciones de cristianos-, transmitírnoslas unos a otros.

EL TRIGO Y LA CIZAÑA

Y hay una parábola, que es la del Evangelio de hoy día, la parábola (la comparación, la historieta que cuenta Jesús), que se llama así: Del trigo y la cizaña. Pero, es aventurado, pero no tan aventurado, pensar que también en esto está tan presente el cariño, la mano de San José.

Bueno, la cosa es que hoy día, lo cuenta San Mateo, vine esta parábola que dice Jesús a la gente.
Cuenta San Mateo:

“Jesús propuso otra parábola a la gente: El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras los hombres dormían, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo, y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga, apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: ‘Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?’ Él les dijo: ‘Un enemigo lo ha hecho’. Los criados le preguntan: ‘¿Quieres que vayamos a arrancarla?’ Pero él les respondió: ‘No, que al recoger la cizaña podrían arrancar también el trigo. Déjenlos crecer juntos hasta la siega; y cuando llegue la siega, diré a los segadores: -Arranquen primero la cizaña, y átenla en gavillas para quemarla, y el trigo almacénenlo mi granero’”

(Mt 13, 24-30)

EL CORAZON LA TIERRA DONDE CAE LA SEMILLA

Eso es lo que cuenta Jesús, como tantas otras parábolas. Quizás ahora podemos aprovechar -ya que estamos no sólo hablando o escuchando, sino en verdad tratando de rezar, de levantar el corazón a Dios-, quizás podemos tú y yo buscar alguna imagen que tengamos cerca de Jesús. Quizás Jesús en la Cruz, quizás tenemos la suerte de estar cerca de Jesús en el Sagrario, o bueno, tenemos al Señor con nosotros dentro del corazón, nuestro corazón en gracia.

HABLAR CON JESÚS Y ESCUCHARLO

Decirle: “Señor, gracias por las parábolas; Señor, gracias por tus enseñanzas; gracias en concreto por ésta, por la del trigo y la cizaña”. Y quizás también, aparte de decirle ese “gracias”, le podemos decir a Jesús ahora: “Señor, explícame esta parábola, explícame detalles, cosas o ábreme el corazón, el entendimiento profundo del corazón, para entender esto y aplicarlo a mi vida”.
Porque hay tantos puntos. Pero pidámosle al Señor esta ayuda, esta luz; como si estuviéramos con Él ahí como estaban los apóstoles o los discípulos con Él. Nosotros ahora estamos con Jesús.

“Señor, ¿qué me quieres decir hoy día con esto?”. Quizá el Señor lo que espera nosotros es: -Oye, mira, yo lo que quiero de ti es que valores más la buena semilla, y que tengas más hambre de leer el Evangelio, que tengas más hambre de una lectura espiritual nutritiva, de los grandes maestros de la espiritualidad. Es que te va a hacer tan bien leer a Santa Teresa de Ávila; te va a hacer tan bien leer estos textos de Juan Pablo II; te va a hacer tan bien leer, no sé, las cartas de Guadalupe Ortiz de Landázuri a San Josemaría; te va a hacer tan bien la lectura espiritual. Es tan nutritiva…
Bueno, quizás el Señor va por ahí:

COEXISTENCIA ENTRE EL BIEN Y EL MAL

Oye, aprovecha más la buena semilla, el buen trigo que puedes poner en tu alma. O quizás el Señor nos responda por dentro -¡es que esto es tan personal! Yo solo doy ideas- … Pero bueno, quizá el Señor nos dice: -Oye, yo lo que necesito es que estés más vigilante, porque acuérdate de lo que aparece en la parábola, que es un enemigo que viene y siembra mala semilla, que siembra cizaña, por perjudicar. Porque hay un enemigo del alma que quiere perjudicar, y de hecho perjudica.

Entonces hay que estar vigilantes, porque si ya se ha sembrado mala semilla, ya la sembró. Entonces hay que hay que prevenir: -Oye, quiero (quizás Jesús nos dice eso), oye, yo quiero de ti, porque te quiero, que estés más vigilante, que no abras los ojos a ver tonteras, tonterías, basura, porque es cizaña en tu corazón, en tu imaginación, en tu memoria. -Oye, cuida lo que ves, cuida lo que oyes. ¡Vigila! No dejes entrar la cizaña. 

JESÚS NOS PIDE PACIENCIA Y ORACIÓN

Sembrar y dar frutos

O quizá el Señor lo que quiere de nosotros, de mí, de ti hoy día, es paciencia, porque se nota que estos servidores, estos que ayudan al dueño del campo -que es el que más sabe, el que siembra la buena semilla, etcétera-, ellos colaboran y se nota que tienen ganas de quitar el problema ya, ahora mismo. Y Jesús, en esta parábola, transmite este mensaje también: No, paciencia.

Él Señor también quiere eso de nosotros. Y quizás nos cuesta, como les costó a estos servidores, que dicen: -No, no, no, cuanto antes quiero quitarla. Y quizá el Señor dice: -Mira, ya que está sembrada, paciencia; la estrategia va a ser esta otra.
Hay veces que sí, que hay que ser tajante y directo. El Señor también en otras enseñanzas va así. Pero quizás el Señor dice: -Oye paciencia. Mira, vamos a seguir esta otra estrategia.

EL BIEN ES MAYOR QUE EL MAL

Quizás lo que necesitas es rezar con cariño el Rosario y eso va a ir limpiando profundamente tu corazón. Mira, quizá lo que necesitas es preparar con calma, dedícale unos minutos a preparar con calma, una confesión profunda, cariñosa, por eso mismo con dolor de amor en el corazón. Pero dedícale tiempo, ten paciencia para preparar tu confesión. O ten paciencia para volver a tejer esa relación con un amigo, con un hermano… Téjela con paciencia, no te apresures; reza, pide ayuda. Teje con paciencia, restaura, recupera con paciencia esas relaciones y cariño.

Bueno, vamos a terminar volviendo a San José, volviendo a la Virgen María, siempre juntos -esto le encantaba a San Josemaría, por eso, él se llamaba José María y quiso unir los dos nombres: Josemaría- pues nosotros también.

Miremos de nuevo a José, miremos a la Virgen María, y le podemos pedir a San José: “Oye, a mí también explícame muchas cosas, como a Jesús cuando era niño. Y ayúdame, ayúdenme, José y María, a profundizar, a sacarle provecho a esta parábola de Jesús”.


Citas Utilizadas

San Charbel Makhluf o Santa María en sábado

Ex 24, 3-8

Sal 49

Mt 13, 24-30

Reflexiones

San José, enséñame a comprender las parábolas de Jesús para que siga siempre Su camino.

Predicado por:

P. Juan

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