< Regresar a Meditaciones

P. Felipe

6 min

ESCUCHA LA MEDITACIÓN

UN CORAZÓN SANO Y ABIERTO

Jesús se cansa de los corazones duros, pero se alegra ante el que se abre a su gracia.

Estaba Jesús un día con un grupo de gente cuando llegaron los fariseos que comenzaron a discutir con Él directamente, no están ahí solo para escuchar y ni siquiera llegan a escuchar, sino que directamente comienzan a discutir y empiezan a ponerlo a prueba.

A probarlo sin que sin tener ese deseo de demostrar que era el Señor, sino simplemente para atraparlo en alguna cosa, para demostrar que no era el Señor, que no era Dios.

Van con esa idea preconcebida, van totalmente cerrados a la posibilidad de que Jesús sea de verdad Cristo, que sea de verdad el Mesías, el que va a salvar Israel.

Entonces le empiezan a pedir un signo del cielo, como si Jesús ya no hubiera hecho suficiente milagros, que no hubiera dado suficientes señales de que Él era el Hijo de Dios, si no que de nuevo le piden más, porque nunca es suficiente, nunca va a haber un milagro que sea demostrativo de que Él es Dios.

 Entonces Jesús suspirando profundamente, les dice:

“¿Por qué esta generación pide un signo? les aseguro que no se le dará ningún signo y dejándolos volvió a embarcarse hacia la otra orilla”. 

(Mc 8, 11-13)

Esta es la situación que nos muestra el Evangelio de hoy en la Santa Misa, es un evangelio muy breve son tan solo tres versículos y en ellos se muestra sobre todo la dureza de los corazones de esos fariseos, no todos los fariseos eran malos, no todos tenían esta actitud, pero había algunos que tenían como esas ganas de decir: ¡Basta ya con este hombre!, ¡Que se vaya! queremos demostrar que Él no es el Mesías, queremos que se acabe, entre comillas, este problema.

UN CORAZÓN DURO

Tenían un corazón duro y eso es lo que cansa Jesús, por eso Jesús suspira profundamente, porque no le gustan esos corazones duros, no son los defectos de las personas los que cansan al Señor.

Tú y yo quizá tenemos muchas experiencias, que en nuestras caídas, cuando hemos fallado, volvemos con arrepentimiento al Señor y Él nunca nos ha rechazado, nunca nos ha dicho, no te perdono.

EL SEÑOR SIEMPRE NOS PERDONA

SAN PEDRO

Siempre el Señor nos perdona y queda feliz, no se cansa de perdonarnos, siempre está una y otra vez dándonos ese regalo del perdón, pero lo que cansa de verdad a Jesús, lo que lo cansa profundamente es precisamente esa dureza del corazón, es ese negarse, cerrarse a la posibilidad de que Dios me pueda querer, que Dios me pueda amar.

Lo único que hace que el Señor, bueno se enoje y o no se enoja porque el Señor no demuestra ese enojo hacia afuera, sino lo que demuestra un cansancio, lo único que cansa al Señor es un alma que no quiera recibirlo, que esté tan cerrado, tan duro que no quiera arrepentirse, que no quiera pedir perdón y no quiera ver lo que tiene delante, que este tan cegado por sus prejuicios, por el prejuicio de que Jesús no es Dios, que no lo puede ayudar, que no puede darle la mano, que no puede darle la gracia.

Que esté tan cegado por esos prejuicios, que se niega a recibirlo.

QUE NUESTRO CORAZÓN SE ABLANDE

Dios sabe que en nuestro corazón quizá hay algunos lugares que se puedan estar endureciendo a poco, sabe que si estamos haciendo este rato de oración, si es que tratamos de hablar con Él, si es que tratamos de llevar una vida cristiana, no es que estemos con el corazón endurecido totalmente, pero sí que puede haber zonas de nuestro corazón que estén un poco más endurecidas.

Que haya unas pequeñas costras que se están extendiendo poco a poco.

En este rato de oración le podemos pedir al Señor que nos ayude a ir identificando esos lugares más duros, esos lugares donde se están haciendo esas pequeñas costras, esas pequeñas durezas, para poder identificarlas, para poder sacar todo lo que sobra y para poder curar esos lugares, estás heridas.

Mientras antes identifiquemos esos lugares será más fácil convertirse en esos temas.

Piensa en esas zonas que quizá están más ocultas en tu corazón, que la luz del Señor no ha iluminado todavía totalmente, quizá puede ser un rencor que no queremos reconocer tanto y que  no hemos querido pedir perdón por eso, o algún alguna cosa a la que estemos más apegados, a alguna cosa de la Tierra y  que no queramos que esté ahí, que no la soltemos y que el Señor quizá nos está pidiendo eso.

Bueno cualquier cosa que uno identifique que  no quiere mostrarle al Señor.

DEJA ENTRAR LA LUZ DE CRISTO

Misericordia, LUZ PROGRESIVA

Deja entrar la luz de Cristo en eso lugares, deja entrar la luz del Señor para que ilumine, para poder sacar lo que sobra, para poder ventilar, para que el el aire fresco pueda ir sanando, curando  con los con los remedios necesarios y para que podamos ir haciendo que nuestro corazón esté blando.

Blando no por débil, sino por receptivo, que está ahí abierto a recibir todo lo que el Señor nos quiera dar.

Ese es el corazón que le gusta al Señor, un corazón blandito, por así decirlo, un corazón que no tenga esa dureza que intenta esconder algo a los ojos del Señor, sino que sea un corazón abierto, un corazón transparente, un corazón blando, además incluso materialmente, el corazón que es muy duro o una materia muy dura es más fácil partirla.

Una piedra es muy fácil partirla en dos, en cambio un trozo de carne no es fácil de dividir, no es fácil, hay que usar un cuchillo especial.

O sea un corazón duro es más fácil dividirlo más fácil partirlo y al Señor además de los corazones duros, no le gustan los corazones partidos, un corazón donde hay lugares ya es imposible que el Señor entre, que eche su luz, esos es un corazón partido, donde hay lugares que ya no va a poder entrar, lugares donde hemos quitado al Señor.

SI EL SEÑOR ENTRA EN NUESTRO CORAZÓN SOMOS FELICES

Un corazón sano, es un corazón blando, un corazón vivo, donde el Señor se puede meter en todas partes, donde se puede meter para hacernos felices, para  sanar nuestro corazón, para elevarlo, para mostrarnos que quiere hacernos felices, quiere hacernos muy felices.

Vamos a pedir al Señor que no tengamos esos corazones duros, esos corazones partidos.

Hay una canción que le gustaba a San Josemaría, que decía:

“Corazones partidos yo no los quiero, si le doy el mío, lo doy entero” .

Quiero darte mi corazón entero.

En este rato de oración te pido Señor, ayúdame a ir identificando esos lugares donde Tú no estás presente en mi corazón para ofrecértelo y para que Tú puedas entrar en mi corazón y hacerme feliz, hacerme muy feliz.

Porque yo sé que un corazón donde Tú puedes entrar en todas partes, es un corazón que se llena del amor de Dios, de tu amor Señor y un corazón que va a ser muy feliz ahora y para siempre.

UN CORAZÓN COMO EL DE NUESTRA MADRE

del rosario

Tenemos muchos ejemplos de esto, todos los santos son aquellos que han ido sacando esas costras, que han ido quitando lo que sobra, para que entres Tú, con tu gracia, con tu fuerza.

Y el mejor ejemplo que tenemos es el de la Santísima Virgen, que le entregó su corazón por completo al Señor, le dijo: He aquí la esclava del Señor, Hágase en mí según tu palabra. 

Y el Señor con ese sí pudo entrar en su corazón y vivir ahí en ese corazón tan blando, ese corazón tan abierto, tan transparente, tan receptivo.

Madre Nuestra, te pedimos que nos ayudes a tener un corazón como el tuyo, te pedimos que nos ayudes a dejar entrar al Señor para que Él nos transforme, para que Él nos cure, para que Él nos haga cada día más felices. 

 

 


Citas Utilizadas

Genésis 4, 1-15

Salmo 49

Marcos 8, 11-13

 

Reflexiones

Señor, haz que quite la dureza de mi corazón y lo convierta en un corazón que permita que entre tu luz, que Tú estés en el siempre, quiero darte mi corazón entero.

 

Predicado por:

P. Felipe

¿TE GUSTARÍA RECIBIR NUESTRAS MEDITACIONES?

¡Suscríbete a nuestros canales!

¿QUÉ OPINAS SOBRE LA MEDITACIÓN?

Déjanos un comentario!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.


COMENTARIOS

Regresar al Blog
Únete
¿Quiéres Ayudar?¿Quiéres Ayudar?