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P. Juan Carlos

7 min

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UNIDAD MATRIMONIAL

Que lo que Dios ha unido no lo separe el hombre, para que una familia funcione debe trabajar el matrimonio primero.

La Iglesia nos propone el Evangelio de san Mateo en el capítulo 19, que me gusta mucho, porque el Señor hace una explicación clara de lo que es el matrimonio:

“Algunos fariseos se acercaron para ponerlo a prueba y le preguntaron:
– ¿Le es lícito a un hombre repudiar a su mujer por cualquier motivo?”

(Mt 19, 3).

Como estaba previsto en la ley de Moisés.

“Pero Él respondió: – No han leído ustedes que el Creador desde el principio los hizo varón y mujer y que dijo: Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer y los dos serán una sola carne, de manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido.”

(Mt 19, 4-6).

Me gustaría quedarme con esta parte, porque el Señor nos ha mandado a cuidar del matrimonio, a cuidar de la familia. Es importante que pensemos cómo cuidamos de nuestra propia familia, cómo hacemos para que haya armonía, paz, siempre dinámica, que tiene que ir cambiando en el tiempo, pero que nos lleva a estar constantemente pensando cómo mejorar nuestra familia.

Por eso es por lo que nuestra oración, es lógico, que vaya en primer lugar hacia las personas con las que vivimos. ¿Rezamos por ellos o nos olvidamos? Hacemos a veces grandes esfuerzos por rezar por los enfermos, por ejemplo, y me parece muy bien y también por situaciones un poco más límite. Pero, también debemos tener esa misma convicción de rezar constantemente por nuestras propias familias.

CHESTERTON

Chesterton, uno de los escritores que a mí más me gustan, era muy versado en el tema de familia, aunque estaba casado con Frances, así se llama su esposa y nunca tuvieron hijos. Sin embargo, siempre tuvo esa forma de ver la familia como el pilar fundamental de la sociedad.

A veces, claro, eso va en contra de las cosas que suceden en el mundo. Por eso, decía él en una entrevista: “se me ha pedido que escriba algo sobre el matrimonio y el pensamiento moderno. Tal vez será más apropiado escribir sobre el matrimonio y la ausencia moderna de pensamiento.”

Porque, a veces, nos encontramos con unas cosas que no tienen nada que ver, porque en sí la familia debe ser estable. Y en cambio, el pensamiento moderno cambia y a veces ni siquiera es pensamiento. Hay algunas corrientes psicológicas que son realmente un poco raras, un poco fuertes.

Pero Chesterton que tuvo una familia normal, alegre, con virtudes y talento artístico, aunque, tal vez, en esa casa no se rezaba mucho, eran pocos piadosos, fue el inicio de su conversión.

Si no hubiera tenido esa formación, un pensamiento abierto, no hubiera tenido la posibilidad de conocer a Dios en la Iglesia Católica. Había nacido anglicano, fue bautizado, pero no practicaba para nada. Sin embargo, la apertura de pensamiento en el que fue formado le permitió llegar a la Iglesia.

Es interesante ver que las familias son ese inicio de toda sociedad. De hecho, el mismo Chesterton sostenía que si la humanidad no se hubiera organizado en familias, nunca habría tenido el poder orgánico para ser organizada luego en naciones; y que la cultura humana se transmite en las costumbres de incontables hogares. Esa es la única manera en que la cultura humana puede permanecer humana.

LA FAMILIA SE FUNDAMENTA EN EL MATRIMONIO

 

PROMESAS FRENTE AL ALTAR

Y así es, porque la familia lo es todo para el hombre y esa familia se fundamenta sobre todo en el matrimonio. Por eso hay tantos ataques para destruir el matrimonio, para hacer cada vez más fácil el divorcio, para hacer que las personas tengan esas ideas en la cabeza, de que con facilidad pueden deshacer todo.

Claro, lo que pierde es sobre todo la familia, que no tiene ese sustento firme y fuerte. Ahora un matrimonio puede seguir adelante pese a que haya muchas diferencias; pese a que haya inconsistencias de hecho.

La única explicación de que esto es viable es justamente porque Dios ha querido que sean varón y mujer y que ellos formen esa unidad. Unidad sobre la que luego se fundamenta la familia.

Por eso vamos a rezar hoy día por la familia, que es una realidad casi viva -digamos- que va cambiando según van creciendo los hijos, que van haciéndose también distintas las relaciones entre los cónyuges. Sin embargo, cuando hay esa disposición de arreglar las cosas, cómo cambia.

Recuerdo hace algún tiempo que, en la dirección espiritual, hablaba con una persona que me decía que tenía muchos problemas con su esposa, porque cuando llegaba del trabajo estaba realmente cansado y que lo que quería era descansar viendo un poco de televisión. Claro, cuando llegaba, su esposa estaba, después de muchas horas con los niños, exhausta con los chicos y lo que ella quería era que su esposo hiciera algo con los niños también.

Entonces esa disputa iba teniendo muchos roces y hacía la convivencia un poco más difícil. Entonces quedamos en que él iba a intentar durante los siguientes meses hacer una pregunta. Cada vez que llegara a su casa preguntar: ¿En qué te puedo ayudar? Ese era el consejo de dirección espiritual.

PENSAR EN EL OTRO

amar a los que nos aman

 

Básicamente era llegar por las noches a su casa, saludar a los niños, saludar a su esposa y preguntarle: ¿en qué te puedo ayudar? Y fue impresionante, radical el cambio.

Él se dio cuenta que cuando cambiaba de actividad, porque la esposa no es que siempre le pedía cosas, pero algunas veces sí y llegaba y, él tenía la esperanza de poder irse a ver el fútbol o poderse a descansar… Y cuando le decía esto, notaba cómo, primero, ella cambiaba de cara y después que le daban encargos que eran agradables -digamos- simpáticos, y que a la final tenía más conexión con sus hijos.

Su esposa cambió de carácter y él mismo se sentía mejor. ¿Por qué? Porque tendía a no pensar en sí mismo, sino en la realidad y en la necesidad de toda la familia.

A veces, nos esforzamos porque las familias sean perfectas y no existe la familia perfecta. No existe la familia perfecta y menos la suegra perfecta, decía el Papa Francisco hace poco.

Y ojo, los suegros y los abuelos no deben meterse en la vida de las familias, porque ahí se hacen más imperfectos todavía.

O sea, el sacramento cristiano es necesario, porque el pecado hace que la vida sea muy difícil y nos metemos dentro de nosotros mismos y, a veces, esa convivencia se vuelve un poco más tirante, porque no queremos ceder. O porque nos sentimos heridos o porque nos sentimos mal comprendidos y bueno, ya no queremos probar de nuevo.

El matrimonio sólo puede ser feliz si se empieza a pensar fuertemente en el otro. El matrimonio sólo es feliz cuando están dispuestos los dos a servirse. Por eso, pedir que aumente el amor al cónyuge, que sea participación del amor de Dios a esa criatura.

Señor, ayúdanos a darnos fuerza.

ATRIBUTOS DE LAS FAMILIAS

Decía León Tolstoi en su obra maestra Ana Karenina: «Todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz tiene un motivo especial, para sentirse desgraciada.»

Siempre me han llamado la atención cuáles serán esos atributos similares que tienen las familias felices. Pienso que justamente son estos de los que venimos hablando: unidad, buena comunicación, entendimiento, objetivos comunes, no pensar en sí mismo que, en definitiva, todo esto es amor.

No es que yo sienta que tengo que hacer las cosas, sino que he decidido hacerlas y no como un mártir que va a camino al cadalso, sino al contrario, como mi opción de vida: Yo mismo escogí esto y por eso estoy dispuesto a vivirlo.

No sirven las familias en donde se corrige todo eso crea demasiado tensión y no es una forma de amar, es una forma más bien de controlar. Amar es aceptar como son las otras personas, por supuesto que habrá que corregir algunas cosas, pero no todo, porque si no la vida se hace realmente pesada.

Luchemos por ser realmente felices para estar contentos y para eso tenemos que aprender a aceptar a los demás como son. No intentar cambiarles en todo sentido.

Que sean una sola carne, porque así lo decidió mi Padre Celestial, el marido y la mujer, que por el pacto conyugal ya no son dos, sino una sola carne; con la unión íntima de sus personas y actividades, se ayudan y se sostienen mutuamente y ahí adquieren conciencia de su unidad y lo logran cada vez más plenamente, dice el Concilio Vaticano II.

Vamos a terminar este rato de oración acudiendo a la Sagrada Familia para pedir que cuide todos los matrimonios.


Citas Utilizadas

Ez 16, 1-15.60.63

Is 12

Mt 19, 3-12

Concilio Vaticano II

Reflexiones

 

Señor, te pedimos por la unidad de los matrimonios.

Predicado por:

P. Juan Carlos

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