< Regresar a Meditaciones

P. Federico

6 min

ESCUCHA LA MEDITACIÓN

UNIDOS EN EL ESPÍRITU SANTO

Jesús pide por nuestra unidad, que estemos todos unidos.

El Evangelio de hoy tiene lugar en la Última Cena. Jesús tiene una larga sobremesa con los apóstoles y las palabras no sólo tienen sabor a despedida, sino a muchísima amistad y confianza; como si fueran su testamento; un resumen de sus tres años de predicación, que no quiere que se les olvide. Y ahí estamos tú y yo, atentos…

En el corazón de muchos cristianos, a veces, parece haber una especie de nostalgia. Un poco el decir: Si yo hubiera vivido en ese tiempo… si hubiera estado allí… Si hubiera conocido o coincidido con Jesús por las calles de Jerusalén o de Cafarnaúm… Si hubiera podido hablarle, tocarle, mirarle….

El Señor nos conoce y, por eso, promete a sus discípulos quedarse con ellos -contigo, conmigo- hasta el final de los tiempos. Y lo va a hacer a través del Espíritu Santo que Él mismo promete.

El Papa, hace poco, concretamente el martes 28 de mayo, decía:

“El Espíritu Santo es el que nos acompaña en la vida y nos sostiene, es el Paráclito. ¡Qué nombre tan raro! Cuando era sacerdote, en una misa con niños el domingo de Pentecostés, les pregunté si sabían quién es el Espíritu Santo. Y un niño me respondió: “el paralítico”. Había oído “Paráclito” pero no sabía qué era y por eso dijo: “paralítico”. Pues, a veces también, nosotros pensamos que el Espíritu Santo es un paralítico, que no hace nada. 

La palabra paráclito quiere decir el que está junto a mí para sostenerme, para que yo no caiga, para que yo vaya adelante, para que yo conserve esa juventud del Espíritu”

(Homilía Papa Francisco 28-5-2019).

Es bueno que el Papa nos recuerde esto, porque para nosotros es bueno que no permitamos al Espíritu Santo ser paralítico. Que le dejemos actuar dentro de nosotros y que nos ayude a conseguir hacer realidad los sueños de Jesús con su Iglesia; contigo y conmigo, que somos su Iglesia.

UNIDOS

Y aquí va uno de esos sueños de Jesús, en el Evangelio de hoy. Le escuchamos:

«Padre, no sólo te pido por mis discípulos, sino también por los que van a creer en Mí por la palabra de ellos: (o sea, ahí estamos nosotros), Que todos sean uno; como Tú Padre, en Mí y yo en Ti y somos uno, a fin de que sean uno en nosotros y el mundo crea que Tú me has enviado. 

Yo les he dado la gloria que Tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno. 

Yo en ellos y Tú en Mí, para que su unidad sea perfecta y así el mundo conozca que Tú me has enviado y que los amas, como me amas a Mí»

(Jn 17, 20-23).

Unidad… Unidad… Jesús pide por nuestra unidad, que estemos todos unidos. San Josemaría escribe en su libro Camino:

“¿Para qué quiero yo las piezas sueltas de un reloj, aunque sean primorosas, si no me dan la hora?”

(Camino 962)

unidos

¿De qué nos sirve a nosotros que los cristianos seamos cristianos si no estamos unidos? ¿Que yo esté bautizado, que pertenezca a la Iglesia, pero no estoy unido? Unidos, como los primeros cristianos, que dice la Escritura que

«tenían un solo corazón y una sola alma»

(Hch 4, 32).

El pecado es el verdadero enemigo de la unidad, nos separa de Jesucristo y trae la muerte espiritual, la del alma. Y que, también, nos puede llevar a “nuestro rollo”; o sea, mis gustos, mis cosas, mis dificultades, mi descanso… y va minando la unión con la Iglesia y también la unión con los demás.

ESPÍRITU CRISTIANO

No sé si lo habrás pensado alguna vez, pero se dice de muchos grupos -agrupaciones de gente- que hace falta tener un espíritu para realmente pertenecer a ellos. Uno no es que sea surfer (surfista) sólo por surfear, sino que es un estilo de vida, es una forma de ver la vida. Y a veces la gente dice ¿qué es eso? Es el “espíritu surfer”.

Pues ahora, los cristianos somos muy diferentes a esos grupos. Digo, porque el “espíritu cristiano” existe él solo: es el Espíritu Santo. Es una Persona y es sólo uno: el mismo en Cristo que en mí. Y es Él el que me hace como Cristo o incluso me hace el mismo Cristo: porque tenemos ese único espíritu los dos. Y es que ese espíritu me define, me hace cristiano. Así, cristiano… lo del Evangelio:

«Padre, quiero que donde yo esté, estén también conmigo los que me has dado»

(Jn 17, 24).

“Pues Jesús, a través del Espíritu Santo, yo te pido que me hagas cristiano, que me metas en Ti. Y que me metas en Ti con todos, con todos en la Iglesia, porque todos estamos unidos en la Iglesia. Y unidos nos necesitamos unos a otros y nos ayudamos entre todos; aunque muchas veces, no lo veamos…”

Vale la pena ser conscientes de esto y rezar para que todos también lo seamos: que todos seamos uno.

SOMOS UNA SOLA ALMA

El Catecismo de la Iglesia dice:

“La Iglesia, en efecto, aunque dispersada por el mundo entero hasta los confines de la tierra, habiendo recibido de los apóstoles y de sus discípulos la fe… guarda (esta predicación y esta fe) con cuidado, como no habitando más que una sola casa; cree en ella de una manera idéntica, como no teniendo más que una sola alma y un sólo corazón; las predica, las enseña y las transmite con una voz unánime, como no poseyendo más que una sola boca”

(Catecismo, 173).

De eso se trata: todos somos una sola alma, un sólo corazón, una sola boca, una sola casa. No soy una persona suelta que cree en una cosa y coincide con otros en una parroquia los domingos para misa. Yo soy la Iglesia y, al mismo tiempo, necesito la Iglesia.

unidos

Perdón por la comparación, pero me imagino que tal vez, alguna vez, has visto cómo una lagartija cuando se siente atacada, a veces ¡pum! suelta la cola. A mí se me venía esta imagen a la cabeza, pensando en lo ridículo de la cola de la lagartija.

Porque ¿qué es una lagartija sin su cola? Sigue siendo lagartija. ¿Y qué es una cola sin la lagartija? Pues, ¡no es nada! Porque la lagartija sigue, aunque le duela… lo que se pierde es la cola y la cola queda tirada. Pues, yo sin la Iglesia, soy menos que una cola sin lagartija. La imagen es un poco así, pero yo creo que igual nos puede servir.

JESÚS NOS DA SU ESPÍRITU

Aquello de las frases célebres: “La unión hace la fuerza”, “divide y vencerás” se aplican con mucha propiedad a la eficacia de quien forma parte de esta familia que es la Iglesia.

“Gracias Jesús, porque me compartes algo muy grande, algo muy fuerte… Porque no eres egoísta, compartes todo lo que tienes y llegas a compartir conmigo el mismo amor que tienes con Dios Padre y me lo regalas. Es más, estás empeñado en mandarlo -lo hemos leído en el Evangelio de la misa- cuando incluso nos has dicho:

«Les conviene que Yo me vaya»

(Jn 16, 7).

Tú Jesús, no te reservas el secreto, nos das tu Espíritu”.

¿Cuánto provecho saco yo de esto? Jesucristo, con Dios Padre, me da el Espíritu Santo. Es esa Persona dentro de cada cristiano si cada bautizado lo acepta y no lo rechaza con el pecado mortal. Está dentro y actúa con cada persona; con nosotros. El Espíritu vive dentro de mí, pero vive mi vida conmigo: me fortalece, mueve mi voluntad, me aclara la cabeza.

«Como Tú Padre en mí y yo en Ti […] que sean uno como nosotros somos uno. Yo en ellos y Tú en mí».

Santa María experimentó esto desde el principio, cuando le preguntó al ángel:

«¿De qué modo se hará esto […]? Le respondió: El Espíritu Santo te cubrirá con su sombra…»

(Lc 1, 34-35).

Madre Nuestra, que nosotros sepamos tratar al Espíritu Santo unidos en la Iglesia, apoyándonos unos a otros, para identificarnos con Cristo, con Jesús, tu Hijo y ser verdaderamente cristianos.


Citas Utilizadas

Hch 22, 30; 23, 6-11

Sal 15

Jn 16, 7. 17, 20-26

Lc 1, 34-35

Reflexiones

Señor, que nunca rechace tu Espíritu para poder vivir en unidad conmigo mismo y con la Iglesia.

Predicado por:

P. Federico

¿TE GUSTARÍA RECIBIR NUESTRAS MEDITACIONES?

¡Suscríbete a nuestros canales!

¿QUÉ OPINAS SOBRE LA MEDITACIÓN?

Déjanos un comentario!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.


COMENTARIOS

Regresar al Blog
Únete
¿Quiéres Ayudar?¿Quiéres Ayudar?