Jesús dijo a sus discípulos:
“Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador”
(Jn 15, 1).
Así comienza el Evangelio que nos propone la Iglesia el día de hoy. Nos dice Jesús que su Padre corta todos los sarmientos que no dan fruto y al que da fruto lo poda para que dé más todavía.
Cristo es la verdadera vid. Tenemos que estar unidos a Él para dar fruto y Dios es el viñador, el que se acerca para recoger los frutos, para limpiar la viña, para ver que cada sarmiento esté bien unido a la viña, para hacer las labores de recolección, de cuidado, de cura.
“Señor, yo me doy cuenta de que muchas veces en mi vida me aparto de Ti; me aparto de Ti cuando me empiezan a ganar mis miedos o mi cansancio”.
He notado una suerte de cansancio profundo en los chicos que vienen por mi casa, porque estamos en mayo y ya mayo estamos casi al final del año. Los otros ciclos recién comienzan el año, nosotros estamos aquí terminando y se nota un poco el cansancio.
El cansancio del camino, que no quiere decir que nos separemos de la verdadera vid, pero sí que a veces nos puede resultar más arduo el caminar.
Es importante que nos juntemos a Dios, que estemos unidos a Dios. Es fundamental en la vida cristiana, es una necesidad vital para nuestra alma y para nuestra felicidad.
Como dijo san Josemaría:
“El hombre no puede ser feliz sin Dios”.
Y es por eso que necesitamos permanecer unidos a Él, como la vid a los sarmientos.
ESTAR UNIDOS A DIOS
En el Evangelio de san Juan, Jesús nos habla de esta unión íntima y necesaria entre Él y nosotros:
“Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en Mí y Yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de Mí, no podéis hacer nada”
(Jn 15, 5).
Esta unión con Dios no es simplemente una idea abstracta, sino una realidad concreta que se vive en nuestra relación personal con Él.
Como el Papa Francisco ha señalado:
“La fe no es una teoría o una opinión, sino un encuentro con Jesús vivo”.
Por eso, necesitamos cultivar esta relación día a día mediante la oración, la lectura de la Biblia, mientras ayudamos a los demás, servimos a los demás, cuando participamos en la Eucaristía o en los demás sacramentos.
En este camino de unión con Dios es fundamental la oración. La oración es la base de todo, el fundamento del edificio espiritual que queremos construir.
A través de la oración podemos estar en contacto directo con Dios, escuchar su Voz, recibir su gracia para seguir adelante.
¿QUÉ ES LO QUE TIENES MÁS CERCA?
A veces nos damos cuenta de que no estamos muy unidos a Dios. Y ¿cómo te puedes dar cuenta?
Pues mira, el otro día, iba en el carro y tenía un rosario en el espejo retrovisor y el rosario se veía súper grande. Viendo a través del parabrisas, se veía un carro a lo lejos y un carro que era bastante más pequeño que el rosario, cuando el rosario está más cerca de ti. ¿Por qué? Porque todo es cuestión de perspectiva.
El rosario que colgaba del retrovisor se veía mucho más grande que ese carro a la distancia, que parecía pequeñito; comparativamente, el rosario era grandote.
A veces nos puede pasar lo mismo: lo que tienes más cerca es lo que ves más grande.
Y ¿qué es lo que tienes más cerca, lo que está más unido? Tal vez son tus problemas, tus ansiedades o son cosas que ves como si fueran gigantescas y en realidad no lo son.
Dios está más lejano y como es lejano, entonces se le ve chiquito, que su fuerza no es lo suficientemente importante como para resolver las cosas.
Y tenemos que huir de este pensamiento, porque eso implica que no estamos tan cerca a Dios, que tenemos que multiplicar nuestros esfuerzos, cuidar mejor la oración, por ejemplo, para tener esa presencia de Dios más real en nuestra vida.
Cuando las cosas empiezan a perder el color, a desvaírse, van perdiendo colores, es que no estamos conectados con el Señor, es que nos falta esa fe y hay que buscarla, porque esta unión no es una idea abstracta, sino que es una realidad concreta que se vive en nuestra relación personal con Dios.
¿CÓMO ES TU ORACIÓN?
El Papa Francisco decía:
“La fe no es una teoría, no es una opinión”.
Y es cierto, hay que luchar para conectar con Dios y esa lucha pasa por la oración.
¿Cómo es tu oración? ¿Cómo podemos estar en contacto con Dios? ¿Escuchar su Voz? ¿Cómo podemos percibir que Él está cerca de nosotros?
Pues cuidando la oración, dedicándole ese tiempo concreto; si es todos los días media hora, una hora, veinte minutos, diez minutos… cada uno tiene una relación distinta con el Señor, pero la oración es justamente lo que nos mantiene unidos a Él.
La palabra nos exhorta: la única forma de llevar frutos a Dios es permaneciendo en la fe en Cristo, ya que Jesús es el camino al Padre. (Jn 14, 6)
Por eso nos motiva el Señor a:
– Tener una comunión con Dios por medio de la oración, ya que la oración es la fuente de poder para permanecer en el camino que Dios trazó por medio de Cristo. (Jn 15, 7)
– Guardar los mandamientos. Dice:
“El que me ama guardará mis mandamientos”
(Jn 15, 10).
El Señor nos da unos mandamientos para que también, cumpliéndolos, nos acerquemos cada vez más a Él.
ALIMENTACIÓN ESPIRITUAL
En definitiva, estar unido a Dios es nuestra razón de ser y es la fuente de nuestra alegría, de nuestra paz interior.
La unión con Dios nos da la fuerza para afrontar los desafíos de la vida y nos permite ofrecer nuestra vida por los demás.
Así que permanezcamos unidos a Él como la vid a los sarmientos para dar fruto en abundancia y ser luz para el mundo.
Podemos revisar un poco nuestra vida: ¿Cómo se alimenta nuestra vida? ¿Estamos realmente unidos a la vid? ¿Cómo? ¿De dónde? ¿Con qué medios recibo la savia que necesito para ser un sarmiento injertado en la viña del Señor? ¿Cómo cultivo esos medios? ¿Debería cultivarlos más o cultivar otros?
Puedo hacer un chequeo de cómo va mi alimentación espiritual y esa alimentación espiritual está en los medios de formación: las charlas, en los círculos, en los retiros mensuales, en los cursos de retiro, en los ejercicios espirituales…
Hay varias formas de nutrirse. Nutrirse en grupos, nutrirse personalmente a través de unas lecturas guiadas, hacer todos los días esa oración con unos lineamientos que nos pueda dar el director espiritual.
Todas estas formas son nutrirse, pero hay que ser constante.
OMNIA IN BONUM
Yo tengo un servicio pequeño de mensajes que voy enviando por WhatsApp e intento no ser demasiado pesado (aunque el otro día ya alguien se quejaba de que mandaba demasiados) uno o dos a la semana.
Efectivamente, intento hacer que esa gente tenga material constante que le sirva para su oración, para su lectura, para ir alimentando esa salvia, para que ese sarmiento no se quede como seco.
Si no has tenido ningún contacto más que la misa los domingos, yendo por un camino en el que haces lo mínimo de contacto con Dios y ahí, cuando surgen los problemas, Dios está lejísimos y los problemas grandísimos enfrente tuyo.
Como el ejemplo del rosario del retrovisor, es así; sin embargo, cuando uno está cada vez más cerca del Señor, ve los problemas, porque los problemas siempre van a estar ahí, pero ve también a Dios mucho más cerca; ve el poder de Dios.
Cuando uno piensa en los santos, piensa en gente que es exactamente igual que nosotros, pero que tenían esa fe impresionante en el Señor. Que sabían que Él iba a hacer las cosas mejores.
Omnia in bonum, todo es para bien.
DAR MÁS GLORIA
Pero ¿cómo podemos estar seguros de que todo es para bien?
Cuando uno está conectado a la fuente, cuando uno es lo que el Señor nos pide que seamos, unos buenos sarmientos, que estemos muy unidos a Él y que nos demos cuenta de que, de vez en cuando, el Padre -que es el viñador- nos dará unos cuantos cortes.
Porque es la forma de hacer que demos más gloria, que demos todavía más fuerza a los demás, para que tengamos mérito de luchar contra las tentaciones y de manifestar nuestra fe en Cristo.
Vamos a acudir a nuestra Madre para pedirle que nos ayude a ser buenos sarmientos, que estemos muy pegados a la vid que es Cristo y sepamos reconocer en todas las cosas que nos pasan a Dios Padre que es el viñador y que a veces recorta y a veces poda y otras veces pone abono.
Señor, gracias por darnos esta oportunidad de estar más cerca de Ti.