HABLAR CON MARÍA
Siempre tenemos muchos motivos para hablar de la Virgen, pero sobretodo, hacemos oración para hablar con la Virgen y para hablar con Jesús. Porque Jesús siempre se pone muy contento cuando hablamos con su mamá la Virgen María.
Y hoy, de manera especial, por ser una fiesta muy bonita, fiesta de la Virgen del Carmen.
Fíjate como en las distintas advocaciones que la Virgen recibe, tienen relación con el lugar y el mensaje que ella nos trae. Así, en distintos momentos de la historia, ella se ha mostrado de diferentes maneras.
Es por esta razón que se le conoce con distintos nombres o advocaciones.
UNA MADRE: VARIAS ADVOCACIONES
Como por ejemplo la Fiesta de hoy, la Virgen del Carmen, que toma su nombre en alusión al Monte Carmelo, sobre sus orígenes en el Primer Libro de los Reyes, que habla del profeta Elías y de aquel reto que les pone a los profetas de Baal. Cuando ellos intentan pedirle a sus dioses que quemen aquel sacrificio y no pasa nada.
Y como él, incluso llena de agua aquella zanja con la leña, cuando invoca al Dios de Israel. Pues toda aquella ofrenda, queda reducida a cenizas.
A partir de entonces, el Monte Carmelo, ubicado al oeste del lago de Galilea, y cuyo nombre significa jardín, se convirtió en un lugar sagrado, hasta llegaron a vivir ermitaños que se dedicaban a rezar y que, con el paso de los siglos, fueron llamados carmelitas.
Estos hombres, que se entregaron a la oración y a la penitencia en el desierto, comenzaron con los años a invocar a María con el nombre de Santísima Virgen del Monte Carmelo.
NUESTRA MADRE EN EL CARMELO
En el siglo XIII, el patriarca latino de Jerusalén, delegado Papal en Tierra Santa, les pidió a los ermitaños de aquel Monte Carmelo que ordenarán su estilo de vida.
De esta manera nació la Orden Religiosa de los Padres Carmelitas que se extendió por el mundo, tanto en su rama masculina como femenina, por todo el mundo, con una eficacia impresionante.
Posteriormente, en el siglo XVI, Santa Teresa de Jesús, doctora de la Iglesia, es la reformadora del Carmelo Descalzo, pulsando la fuerza de su regla original de oración y clausura. Y así es como se difunde, en especial en América.
Con respecto del origen del mensaje de la Virgen del Carmen, éste es en Inglaterra, el domingo 16 de julio, un día como hoy, pero de 1251. san Simón Stock, Superior General de los Padres Carmelitas del Convento de Cambridge. estaba rezando por el destino de su orden, cuando se le apareció la Virgen María.
ELLA, CON EL ESCAPULARIO
Estaba ella vestida de hábito carmelita. Llevaba el Niño Jesús en sus brazos y en su mano el escapulario que le entrega, diciéndole:
“Recibe, hijo mío, este escapulario de tu Orden, que será de hoy en adelante señal de mi confraternidad. Privilegio para ti y para todos los que lo vistan.
Quien muriese con él no padecerá el fuego eterno. Es una señal de salvación. Amparo en los peligros del cuerpo y del alma, alianza de paz y pacto vital”.
Pues la Virgen del Carmen, por medio de su escapulario, nos está hablando de una especial protección de María. Tanto en la vida como en la muerte.
Te había dicho que la Virgen se va apareciendo en distintas partes del mundo, dependiendo de las necesidades que tenemos los hombres. Podríamos decir que Lourdes, fué el agua como signo de salud, quizás si sepas que allá va mucha gente enferma y queda curada.
Fátima, el rezo del Rosario. Guadalupe, una prueba de su presencia entre nosotros, y la Virgen del Carmen por medio de su escapulario nos habla de la protección de María, tanto en la vida como en el momento de morir.
ELLA NOS PROTEGE
Esta idea que tenemos los cristianos es muy clara desde niños: que la Virgen nos protege, que la Virgen nos cubre con su manto. Así como lo que significa el escapulario, que es anteceder a todo un hábito de tela y que luego, por sentido práctico, quedan dos cuadritos de tela que unos exponen, se ponen en el cuello.
Dice la historia que la Virgen se lo dio a San Simón con ésta promesa:
“El que muera llevando el escapulario saldrá del Purgatorio al sábado siguiente de su muerte”.
Pues hay una oración que rezaba san Josemaría cada mañana que dice:
“Oh Señora mía, oh Madre mía, yo me ofrezco enteramente a ti”.
Hoy es un buen día para que hagas este ofrecimiento a la Virgen. Tú también quieres ser reconocido como Hijo de María: Quiero ser muy hijo de María. Soy de María y no voy a dejar nunca de acudir a Ella.
ME PONGO LA CAMISETA
¿Y por qué María? Pues porque fundamentalmente María es de Dios. No sé si te has fijado en los equipos de fútbol, que tienen contratos con las marcas y aparece un enorme logotipo en su playera, marcas de coches, de aceites, de aerolíneas.
Bueno, pues María juega en el equipo de Dios. Su playera dice muy claro: Yo soy de Dios.
Pues ojalá que también tú y yo llevemos esa marca por el escapulario del Carmen. Pero más que por fuera, lo llevemos por dentro. Y claro que es un signo, que normalmente llevamos escondido debajo de la ropa.
Nadie lo nota por fuera, pero si lo van a notar por cómo somos en el trato con los demás, por cómo vivimos ese eslogan bien marcado en el alma: ¡Porque soy de María, soy de Dios!
Ser de Dios nos lleva a ser siempre, siempre, siempre de los demás: ese es el camino, ser de María me lleva a ser de Dios y eso me lleva a ser para los demás.
UNA ANÉCDOTA
Vamos a terminar, y te contaré un cuentito que por ahí escuché a otro sacerdote sobre una niña vanidosa, que se la pasaba viéndose en el espejo todo el día. Su mamá no sabía que hacer ya con ella. Pensaba que la niña se le iba a echar a perder, estaba hecha toda una vanidosa. Sólo pensando en ella…
Y decide mandarla unos meses en el verano a un campamento, pero uno de esos más rústicos, sin cosas extras ni cosas superficiales, solo contacto con la naturaleza y muchos juegos con los demás. Sin celular ni nada.
Al poco tiempo le llega una cartita de su hija diciéndole que todo está muy bien, que todo está muy bonito en el lugar, pero que le falta algo sin lo cual no puede vivir: Mamá en este lugar no hay espejos, ¡¿cómo me voy a peinar?!
Pues la mamá ya no sabía si reírse o asustarse. El hecho es que decide mandarle no uno, sino tres espejos en forma de tríptico que le llegan en forma de paquete a la niña a aquel lugar.
EL ESPEJO NOS DÁ UNA LECCIÓN
Ella, sorprendida por el tamaño del paquete, va abriendo. Efectivamente abre el lado izquierdo y se encuentra con un espejo normal, viéndose a ella misma.
Y debajo un letrerito que dice: “Para que veas cómo eres”. Ella piensa: Pues obvio mamá, para eso te pedí un espejo, para poderme mirar y observar mi belleza.
A la derecha, abre y ve una foto de una calavera, y un letrero debajo que dice: “Para que veas cómo vas a ser”. Pues como para hacerle entender la verdad, que por mucha belleza física que tenga, algún día se va a terminar y lo único que queda es tu belleza interior.
Pero finalmente el espejo del medio lo abre y ve un cuadro preciosísimo de la Santísima Virgen. Y debajo un letrero: “Para que veas como tienes que ser”.
CÓMO TENGO QUE SER
Bueno, pues en este día que es fiesta de la Virgen del Carmen, es un buen día para reflexionar cómo tengo que ser.
Y como decía san Josemaría:
“Sé de María y será nuestro ser de María, y serás muy de Jesús”.
Siente y recuerda su especial protección. Que te des cuenta de algo que quizá muchas veces no vemos, no ves, no veo yo tampoco, por la dureza de nuestros corazones, o por nuestro orgullo…
Tenemos que reconocer que muchas veces, en vez de experimentar la alegría y la paz llena de agradecimiento por la protección que recibimos de Dios, a través de manos de María, dejamos que nuestra vida se llene de quejas, de lamentaciones y victimismos.
Esto es algo que podemos cambiar ahora mismo en nuestra oración. Yo ya te dejo para que tú sigas por tu cuenta a través de un acto de fe. Pídele a la Virgen: Madre mía, ayúdame a ver todas las gracias que Tú me das. Aumenta la fe para que sepa ser agradecido con Dios y contigo.