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P. Santiago

4 min

ESCUCHA LA MEDITACIÓN

VOCES INTERIORES

Después del Anuncio del Ángel la Virgen siempre conservó en su corazón dos palabras: Alégrate y no temas. Alegría porque Dios siempre estuvo a su lado. No temas, fundamentado en la fe pero sobre todo en la esperanza.

LA ANUNCIACIÓN

“El Ángel del Señor anunció a María, y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo”.

¿Qué estaba haciendo la Virgen en ese momento? En el momento de la Anunciación del Ángel que es la fiesta que celebramos hoy.

Estaría haciendo sus 10 min con Jesús. Su ratico de oración de la mañana. Así me la imagino yo. Vamos a imaginarnos cómo sería la oración de la Virgen, su forma de escuchar, guardar, conservar y vivir la palabra de Dios. Lo que conversaba con Dios.

Además, cómo conservaba todo eso en su corazón. Eso nos lo dice el Evangelio:

María conservaba todo en su corazón”. 

En esa conversación puntual con el Ángel, el Arcángel San Gabriel, enviado especial de Dios ¿Qué conservaría en su corazón y en su alma? Fue un momento muy importante en su vida, quizá el más importante.  

LO CONSERVABA EN SU CORAZÓN Y EN SU ALMA

¿Cuántas cosas conservaría en su corazón? De ese breve instante fueron segundos… ¿Qué conservó la Virgen en su corazón? Vamos a meditar en esto,  meternos en la escena que nos cuenta san Lucas:

“En aquel tiempo, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David, el nombre de la virgen era María”. 

(Y entonces en ese momento suena un redoble de tambores, porque vamos a escuchar cómo se llamaba la Virgen, cómo se llamaba la doncella. Imagínate la primera vez que se escuchaba o se leía este relato. 

Voy a conocer por primera vez el nombre de la Virgen. En ese momento los espectadores debían contener la respiración… y el nombre de la Virgen era… de la Doncella, de las Escogida, de la Reina… María).

maría, voce internas
MARÍA

Sí, así se llama la Virgen, la Reina del universo, María.

¡Muchas felicidades a todas las Marías! Es el nombre más hermoso que hay sobre este planeta, nada que hacer. Entre todas las mujeres la escogió a Ella y continúa el relato…

“El Ángel entrando en su presencia dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Ella se turbó ante estas palabras, y se preguntaba qué saludo era aquél. 

El Ángel le dijo: No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Será grande: se llamará Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su Reino no tendrá fin”.

DOS VOCES INTERIORES

Podríamos, Señor, comentar muchas cosas. Por ejemplo: cuando se pronuncia tu nombre; que el Arcángel San Gabriel se tuvo que aprender estas palabras de memoria, no podía trastabillar, no se podía equivocar. Era su embajada,  su misión. 

Yo me quiero quedar con esas dos palabras que la Virgen conservaría toda su vida ¿Cuáles eran esas dos palabras? Alégrate y no temas. Dos voces interiores que conservó en su corazón y en su alma para siempre. 

Ahora escuchemos en nuestro interior esas palabras. Alegría, porque siempre que Dios está cerca una alegría serena invade el alma; y Tú está siempre con nosotros Señor.

También la alegría que proviene de un sí, sencillo pero  completo. Ese es el sí de la Virgen. Cuando hay  una respuesta a medias no puede haber alegría.

La Virgen habrá escuchado en muchos momentos: no temas. Fundamentado en la fe, en el amor, pero sobre todo, en la esperanza.

La esperanza cristiana es la que, muchas veces, nos arrebatan los miedos y nos permite mirar las estrellas, nos impulsa a mirar el sol más allá de la tormenta. Si estoy en una tormenta, el cielo está gris, oscuro, pero detrás está el sol, allá arriba está el sol. 

ALÉGRATE Y NO TEMAS

La Virgen habrá escuchado en muchos momentos ese no temas.

El ángel ya ha desaparecido,  se despidió  ¿Y ahora qué…? Ella, la Doncella, es la que debe continuar el camino que atravesará por muchas oscuridades y también momentos de luz.

Por ejemplo, se me ocurre pensar en este momento el desconcierto de José ante su embarazo. 

No temas… Los comentarios de sus familiares y amigos, la huida a Egipto, la pérdida de Jesús en el templo, ver la incomprensión, la envidia y la persecución, en la noche de la Cruz,no temas.

El nacimiento de Jesús, la llegada de los pastores y Reyes, verlo en el taller de José, encontrarlo, ver a Jesús con sus apóstoles, ver los milagros que les hacía a los más débiles,  en la Resurrección, alégrate.

Toda la vida de la Virgen fue así y  fue un escuchar esas voces interiores: alégrate, no temas… Cuántas veces habrá escuchado y meditado aquellas palabras: “Alégrate llena de gracia”.

Así como la palabra tranquilizadora: “No temas, no temas”.

vida interior
VIDA INTERIOR, VIDA DE ORACIÓN

La misión permanece, sí. Y junto a ella, madura esa cercanía interior de Dios, el íntimo ver y tocar su proximidad. Dios está conmigo, Dios está cerca, Dios está en mi corazón. 

Dice la escritura:

“Todas esas cosas las guardaba en su corazón”.

Señor, te pido para mí y para todos, vida interior, vida de oración. Que aprendamos esto de la Virgen, que conservemos siempre la paz, la serenidad en el alma fruto de la oración, de hacer oración.

Ojalá nosotros pudiéramos tener esa intimidad contigo, Jesús, para escuchar siempre ese: alégrate, no temas, y ser criaturas de una pieza que no se dejan llevar por los vientecillos de las emociones y de los estados de ánimo. Que sea algo muy interior, muy profundo. 

Hoy, con estupor y sorpresa, hemos escuchado que la Virgen se llamaba: María. La palabra María significa en hebreo: Estrella del mar y en siriaco: Señora.

Ahora nos vamos a dirigir a Ella:

Nosotros que somos navegantes;  condúcenos por un camino seguro. Guíanos ¡oh Virgen gloriosa y bendita!

Haz que resuene en nuestros corazones: no temas y alégrate, y que sigamos adelante con la mirada puesta en la meta. Volver a Jesús a través de María. Nos facilita siempre el cumplimiento de su santísima voluntad. 


Citas Utilizadas

Is 7, 10-14

Sal 39

Hb 10, 4-10

Lc 1, 26-38

Reflexiones

Señor, te pido para mí y para todos, vida interior y vida de oración. 

Que, como la Virgen, consigamos los frutos de hacer oración:

conservar siempre la paz y la serenidad en el alma.

 

¡Muchas felicidades a todas las Marías!

Predicado por:

P. Santiago

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