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P. Juan Carlos

6 min

ESCUCHA LA MEDITACIÓN

VOLVER A LO ESENCIAL

Un día se acercó a Jesús uno de los escribas, preguntándole cuál era el primer mandamiento de la Ley y Jesús respondió citando las palabras de ésta: 
«Escucha Israel: el Señor es nuestro Dios, uno sólo es el Señor. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas», que hemos oído, e hizo de ellas el «primero de los mandamientos». 
Pero Jesús añadió de inmediato que hay un segundo mandamiento semejante a éste, y es: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». 
Simplificar la vida en todos los sentidos, en todo aquello que no nos aporta valor, implica poner el foco sobre lo fundamental, tanto en la esfera material (consumo, uso de tecnología…), como en las relaciones (de pareja, de familia, laborales…) y en la gestión de nuestro tiempo.

EL QUE VIENE DE LO ALTO

“El que viene de lo alto está por encima de todos”,

nos dice el Evangelio de la misa de hoy. El que viene de lo alto, o sea Jesús, está por encima de todo. Y el que es de la Tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del Cielo está por encima de todos. 

Ayer que preparaba la meditación me di cuenta de que era una excelente forma de ver lo que nos está sucediendo en este instante: un pequeño virus al que no podemos ver nos ha encerrado en todas las casas. 

La actividad se ha disminuido en todos los rincones de la Tierra. Es como si algo fuera normal, pero que está tomando control de todas las actividades. 

Todos los planes que teníamos, todos nuestros proyectos, todas las metas que nos habíamos fijado, se quedaron completamente aparte y nosotros no intuíamos nada. 

Nos hemos dado cuenta de nuestra vulnerabilidad. Somos poca cosa. Y este encerramiento nos lleva como nunca antes en la historia, a darnos cuenta de lo poca cosa que somos. 

Que solo el que viene de lo alto, está por encima de todos. Que nosotros somos de la Tierra y hablamos de cosas de la Tierra.

Pero eso no es lo más importante. Lo más importante es alzar los ojos a Dios. Lo más importante es que volvamos a lo esencial. 

¿Y QUÉ ES LO ESENCIAL? 

Pues cuando a Cristo le preguntan qué es lo más importante, inmediatamente responde:

“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu fuerza y con toda tu alma.

Y amarás a tu prójimo como a ti mismo”. 

Esos son los mandamientos, eso es lo que estamos llamados a hacer. Eso es lo más esencial. 

Y podemos hacernos la pregunta: ¿Lo estamos viviendo a cabalidad? ¿Es Dios lo primero? O, ¿nos damos cuenta de que teníamos nuestra vida enfocada de otra manera?

¿Que lo importante no era Dios, sino esos proyectos, esas metas y esas cosas? O, ¿simplemente pasamos y vivimos el día a día para sobrevivir? 

Cada uno puede pensar en donde tenía realmente el corazón.

Por eso hoy, Señor, que estamos haciendo este rato de oración, te pedimos que nos ayudes a volver a lo esencial, a que sepamos ver las cosas que realmente nos hacen falta, qué es darte gloria a Ti, Señor. Adorarte.

Darte con nuestro comportamiento Gloria.

VOLVER A LO ESENCIAL
PORTARNOS BIEN 

Hacer que la gente quiera estar cerca de Dios porque ve que nos esforzamos por ser buenas personas. Eso es lo esencial. Yo creo que es importante que nos preguntemos: ¿cómo estamos viviendo estos días de encierro?

Los cristianos tenemos que experimentar esa Comunión de los Santos. Estamos ahora más que nunca unidos en la oración.

Es importante redescubrir cuán preciosa puede ser la costumbre de leer la Palabra de Dios, de recitar el Rosario en familia o de consagrar tiempo a Dios en una actitud de entrega, de escucha, de adoración silenciosa. 

¿Cómo estamos escuchando a Dios? ¿Qué nos quiere decir a cada uno con las circunstancias que estamos viviendo?

Habitualmente podemos valorar la utilidad de una persona con relación, no sea su capacidad de influencia, de acción, de agitación, en definitiva, y de repente todos estamos al mismo nivel.

Desearíamos ser útiles, servir para algo, pero lo único que podemos hacer cada uno en sus casas es rezar, es animarnos mutuamente, apoyarnos los unos a los otros. 

Ha llegado el momento de redescubrir lo básico, lo esencial, la oración personal, de volver a escuchar a Jesús diciendo:

“Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto,

y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”. 

ORACIÓN EN FAMILIA

Ha llegado el momento de redescubrir la oración en familia, de que los padres aprendan a bendecir a sus hijos, a bendecir la mesa, a mencionar más a Dios en su día a día.

Si todos quisieran estar más cerca de la Eucaristía, pero ahora que no hay, que los cristianos estamos privados de la Comunión, nos damos cuenta realmente de la ventaja de la belleza, de la gracia que era recibirme. 

Por eso es importante que, en cada casa haya como adoración, que se ubique dónde está la iglesia más cercana, y te dirijas con el corazón hacia esa iglesia.

Que visites con la imaginación a Cristo reservado en el Sagrario y que le digas al Señor que le quieres recibir con todo tu corazón, con toda tu alma. 

RECIBIR LA COMUNIÓN

Santa Catalina de Siena, cuenta en sus diálogos que quería recibir la Eucaristía en un día de fiesta, acudió a la Iglesia para comulgar, pero el sacerdote se negó a administrarle la comunión. 

En esa época no era común que los laicos pudieran comulgar todos los días y ella lo hacía. Entonces intentó con otro sacerdote, pero tampoco le fue posible. Y el tiempo transcurrió y pese a esas ganas que tenía ella, no le fue posible recibir sacramentalmente a Jesucristo.

Y cuando ya había perdido toda esperanza de comulgar. Le sobrevino una gracia extraordinaria.

Ella deseaba con todas sus fuerzas acercarse a la comunión, y sumergida en ese éxtasis espiritual, su unión con Dios era superior a la del alma y del cuerpo.

Y en ese estado recibió la comunión directamente de Dios, sin mediación de criatura alguna. 

Cuando se hace físicamente imposible participar de la Liturgia, es importante no desfallecer, hay que ver también en esas circunstancias la providencia amorosa de Dios que lo gobierna todo para nuestro bien. 

VOLVER A LO ESENCIAL
VOLVER A LO ESENCIAL

Son los momentos en los que hay que fomentar el deseo de recibir los sacramentos. Porque eso nos va a ayudar a valorarlos en su justa medida. Volver a lo esencial. Tantas cosas que teníamos y que nos parecían importantes y que ahora ya no lo son. 

Podemos ir una y otra vez a decirle Jesús: Dame Tu gracia, dame Tu fuerza para volver a lo esencial. Que sepa realmente que Tú, que vienes de lo alto, estás por encima de todo. Y que quiero ganarme el Cielo a base de vivir el Primer Mandamiento: Amarás a Dios sobre todas las cosas. 

Jesús, enséñame a amarte, sobre todo, enséñame a luchar contra mi mal carácter.

Enséñame a buscar las cosas para ser solidario, para ayudar más al prójimo. Para darte gloria en todas las cosas que hago. 

Estos días, como ustedes saben y los que oyen 10 minutos con Jesús, hemos empezado este programa para hacer llamadas a los más necesitados.

Hemos estado llamando a muchísimas personas, docenas y docenas de personas, a través de unos voluntarios que, amablemente, nos hemos ido formando para poder hacer esa llamada. 

UNA LLAMADA AMIGA

Y es impresionante la respuesta de la gente, porque todos están agradecidos con esa llamada amiga y cómo la presencia de Jesús en sus vidas es una forma concreta de ayudar. 

Son cosas de ver en cómo se puede hacer cada vez mejor ese trabajo, de no pensar en nosotros, de pensar en los demás. 

Jesús, ayúdame a encontrar formas de darte gloria, ayudando a los demás, siendo solidario, olvidándome de mí, de mis preocupaciones, de mis problemas, que no los puedo resolver ahora y más bien darme a los demás. 

Eso puede ser un buen propósito, llamar por teléfono a las personas que conoces que viven solas, o a las personas que sabes que lo pueden estar pasando un poco mal, o a los parientes mayores.

Hay cantidad de cosas, aunque sea solo llamadas, pero sabes que te vas a tener que comer una cantidad de cosas no tan agradables, como protestas o reclamos, porque no has sido delicado en el pasado… 

Vamos a poner estas intenciones en manos de la Virgen María, que Ella nos ayude a buscar lo esencial, a dar gloria a Dios y a ayudar al prójimo. Te lo pedimos, Madre.


Citas Utilizadas

Hch 5, 27-33

Sal 33

Jn 3,31-36

Reflexiones

Señor, ayúdame a tomar la iniciativa, decidirme en olvidarme más de mí y pensar en los que tengo cerca.

Apoyarlos y estar pendiente de sus necesidades.

Predicado por:

P. Juan Carlos

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