En mi país existe una pequeña gruta de Nuestra Señora de Lourdes dentro de una iglesia en la ciudad capital. Supe de ella a raíz del fallecimiento de un familiar cuyo sepelio se había realizado allí en marzo pasado.
En mayo me pidieron escribir un artículo sobre cómo realizaría una romería a la Virgen. Viví mi primera experiencia en la iglesia de mi parroquia con el grupo de oración del que formo parte. Y resultó que en junio hablé con el padre de la iglesia donde está la gruta y me dio el permiso para realizarla allí. Desde ese momento he rezado el Rosario ante la imagen de Nuestra Señora de Lourdes muchísimas veces. Le cantamos a la Virgen e incluso nos han acompañado amigos que llevan sus guitarras. Ahora las romerías son parte de mi vida.
Una de las sensaciones más placenteras es estar frente a ella mientras rezo el Rosario. Así que cuando me pidieron escribir este artículo me sentí muy emocionada de dar a conocer la historia de Nuestra Señora de Lourdes que tanta paz ha traído a mi vida.
Los acontecimientos
El 11 de febrero de 1858 fue la primera aparición ante Bernadette Soubirous, de 14 años. Era la mayor de varios hermanos. La precaria situación económica de la familia los llevó a vivir en un lugar muy húmedo que le provocaba a la niña ataques de asma, por lo que su salud era muy débil y así fue hasta su muerte.
Las apariciones se daban en una gruta natural llamada Massabielle, camino al Río Gave, en el poblado de Lourdes, en Francia.
Al inicio la niña no sabía que era la Virgen María la que se le aparecía. Para ella era una señora hermosa, vestida con una túnica blanca, ceñida con una banda azul y un Rosario en las manos. Bernadette se quedaba extasiada, postrada ante Ella mientras rezaba el Rosario.
Al regresar a su casa después de la primera aparición se lo dijo a sus padres. Estos le prohibieron regresar a la gruta, pero fue tal su insistencia que accedieron.
En las 18 apariciones que se dieron en 5 meses, la Virgen le pidió a Bernadette: la penitencia y la oración por los pecadores, que se hicieran procesiones y que se construyera una capilla en el lugar de las apariciones. Además, la Virgen le dijo que quería que mucha gente visitara la gruta.
Y fue así como cada vez más personas se acercaban a rezar con el deseo de ver también a la Virgen, pero solo Bernadette la podía contemplar. Estaban pendientes de cuando ella iba a la gruta y la seguían por todas partes.
La fe inquebrantable de una niña humilde
Bernadette fue cuestionada por las autoridades e incluso le dijeron que la encarcelarían si no desmentía las apariciones. Me parece increíble que pudieran sentirse amenazados por alguien tan joven y tan humilde.
Pensaban que la cantidad de personas que comenzaron a llegar al pueblo podía afectar sus planes de desarrollo. Le insistieron que se retractara de lo que había visto pero ella no se quebró. Incluso mandaron a examinarla por un médico, tratando de declararla demente. La niña les dijo una y otra vez que no podía mentir sobre lo que había visto. Incluso llegaron a prohibir el acceso a la gruta.
Sin embargo, Bernadette se mantuvo firme en insistir que se cumplieran las peticiones que la Virgen le había hecho y, atravesando multitudes, seguía yendo a la gruta.
En una de las apariciones la Virgen le dijo: “no les prometo que seréis felices en este mundo, pero sí en el otro”.
Bernadette nunca se desanimó por el rechazo y las burlas. Con el tiempo fue entendiendo que tendría su recompensa en el Cielo como le había dicho la Virgen y que había que aceptar las cruces que llegaran a nuestra vida terrenal con amor.
Se cuenta que cuando Bernadette se hallaba reclusa en un convento para obtener paz, debido a todas las personas que la acosaban para pedirle favores, dijo que no sabía por qué la Virgen la había elegido a ella, que era tan poca cosa.
Su humildad contagiaba e hizo que poco a poco las personas a su alrededor creyeran lo que decía. Bernadette nunca se separó de la oración y del rezo del Rosario.
El agua sanadora
En una de las apariciones, la Virgen le pidió a Bernadette que excavara al pie de la gruta y poco después comenzó a brotar agua que, cuando se tomaba o tocaba, producía milagros. Debido a esto fueron más y más las personas que llegaban a Lourdes.
En la información que consulté se señala que este manantial ha producido más de cien mil litros de agua desde el día en que brotó por primera vez.
Hasta el día de hoy se le atribuyen innumerables milagros y llegan miles de personas enfermas buscando sanar en estas aguas. Nuestra Señora de Lourdes es considerada la patrona de los enfermos.
En vista de lo anterior, hace 30 años san Juan Pablo II instituyó cada 11 de febrero la jornada mundial del enfermo. Este año se realizará en la Plaza de San Pedro bajo el lema «Sean misericordiosos así como el Padre de ustedes es misericordioso» (Lc 6,36).
Yo soy la Inmaculada Concepción
Siguiendo indicaciones del párroco de su iglesia, Bernadette le preguntó a la Señora quién era y esta le dijo: Soy la Inmaculada Concepción. En ese momento la niña no sabía el alcance de lo que había escuchado. Cuando se lo dijo al padre, este finalmente creyó.
Fue el inicio para que las apariciones de Nuestra Señora de Lourdes fueran reconocidas por la Iglesia cuatro años después. En 1866 se construyó una cripta en la gruta.
A partir de ese momento la posición de la Iglesia cambió y empezó a proteger a Bernadette de las multitudes que acudían a verla. Ella solo quería vivir tranquila en Lourdes, pero no pudo hacerlo.
Luego de la última aparición, Bernadette pidió ser admitida en la Comunidad de Hijas de la Caridad de Nevers a los 22 años, donde estuvo dedicada a cuidar de los enfermos. Murió 12 años después y empezó a realizar milagros a quienes le pedían ayuda. El 8 de diciembre de 1933, el santo Padre Pío XI la declaró Santa.
Juan Pablo II fue el primer Papa que peregrinó a Lourdes. Allí ofició una misa en la que afirmó: “Venimos en peregrinación a Lourdes, donde María dijo a Bernardita: Yo soy la Inmaculada Concepción”.
Santuario de Lourdes
Actualmente, el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes está compuesto por 52 hectáreas, con 22 lugares de culto que visitan aproximadamente 6 millones de personas cada año. Qué feliz debe estar nuestra Madre en el Cielo porque sus peticiones fueron escuchadas.
Bernadette, antes de morir, dijo: “De lo que se escriba de mí lo más simple será lo mejor”, y es porque vivió con mucha sencillez a pesar de ser la vidente de una Virgen que revolucionaría el mundo cristiano por las sanaciones que hasta hoy se le atribuyen.
Pidámosle a Nuestra Señora de Lourdes que nos dé la fuerza para no flaquear ante los problemas que se nos presenten.
Que nunca dudemos del amor de Dios.Que nos mantenga siempre humildes para aceptar que solos no somos nada.
Virgen de Lourdes, rogad por nosotros.