¡¡¡Júbilo, júbilo, júbilo!!! Ha iniciado este maravilloso año. Peregrinos de la Esperanza. El gozo de vivir en y para la Esperanza. Esta virtud teologal es fuente de júbilo para los cristianos.
En este 2025 no se aceptan cristianos amargados pues la Madre Iglesia nos “exige” vivir jubilosos por este tiempo de infinita misericordia. Apreciar el amor de Dios por la oportunidad de recibir la indulgencia, es decir, la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados en cuanto a la culpa (Catecismo de la Iglesia Católica 1471).
En este año jubilar, la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo (Rm 5, 5), pues los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia (Sal 33, 18). Esta es la gracia que otorga la Iglesia, presidida por Jesucristo y confiada al sucesor del apóstol san Pedro, a quien Jesús le dice:
“Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia…Te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo” (Mt 16, 18-19).
Peregrinos de la Esperanza
Este tiempo de júbilo exige, muy bien lo dice el lema, ser “peregrinos de la Esperanza”. Es decir, no solo es vivirlo, sino que es transmitirlo. Un claro ejemplo es la visita de la Santísima Virgen María a santa Isabel, quien no se quedó solo como “llena de Gracia” sino que inmediatamente se dispone, sale, hace misión, donde su pariente en espera de Juan Bautista. Esto es el cristianismo. No es tener a Cristo y reservarlo solo para mí, pues sería egoísmo. Sino que es vivir la caridad, aquella que transmite la Verdad, el Bien, la Vida, la Esperanza. Muy bien lo mencionó el Papa Francisco en la homilía del 24 de diciembre de 2024, en la apertura de la puerta santa y Misa de nochebuena:
“La esperanza cristiana es precisamente ese “algo más” que nos impulsa a movernos “rápidamente” … tenemos el don y la tarea de llevar esperanza allí donde se ha perdido…”. ¿A dónde la debemos llevar?:
“…Allí donde la vida está herida, en las expectativas traicionadas, en los sueños rotos, en los fracasos que destrozan el corazón; en el cansancio de quien no puede más, en la soledad amarga de quien se siente derrotado, en el sufrimiento que devasta el alma; en los días largos y vacíos de los presos, en las habitaciones estrechas y frías de los pobres, en los lugares profanados por la guerra y la violencia. Llevar esperanza allí, sembrar esperanza allí.” (Papa Francisco, solemnidad de la natividad del Señor, 2024).
El don de la misericordia es dado, en abundancia, a quien vive la Esperanza. Lo cual genera en el creyente un automático compromiso. Un compromiso en respuesta a la gracia recibida. Es decir, se manifiesta el agradecimiento con un acto concreto: Un acto de abandono.
Abandono
Corresponderle por medio la confianza a su Iglesia, donde concede la libertad. Es así, simplemente es así, no se exigen imposibles, sino confiar, solo confiar, en el Crucificado, en Aquel que ha entregado todo su ser – espíritu, alma y cuerpo- por la remisión de nuestros repugnantes pecados. Acto de redención que se revela en su Cuerpo Místico. El compromiso es la responsabilidad de confiar en Aquella que es “una, santa, católica y apostólica”.
El júbilo. Una Esperanza. Una misión. Un compromiso. Falta una invitación. Concluyamos haciendo una propuesta que abarque lo mencionado. 2025, año jubilar, tiempo para ser misioneros de la Esperanza, mediante la Indulgencia, ya sea por nosotros mismos o por las almas de aquellos que penan a causa de sus culpas.
Claro está que, gracias a Ti, peregrino de la Esperanza, la Iglesia purgante, pronto gozará de la dicha de vivir por la Eternidad, en íntima comunión con el Amor. Para las benditas almas es una necesidad. Para nosotros, como Iglesia militante, es el gran anhelo que nos empuja a continuar batallando, en esta peregrinación hacia la Patria Celeste.
Que el amor y Misericordia de nuestro Señor habite en nuestras mentes y corazones, de esta manera vivir con la esperanza y alegría de que él no nos abandona.
BUENOS DIAS ,ME GUSTARIA ,QUE ME LLEGARAN MEDITACIONES
Sofia con gusto ayudenos en …conócenos
BUENOS DIAS ,ME GUSTARIA ,QUE ME LLEGARAN MEDITACIONES
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Que el amor y Misericordia de nuestro Señor habite en nuestras mentes y corazones, de esta manera vivir con la esperanza y alegría de que él no nos abandona.