En efecto, su vocación es la de ser otros Cristos en la Tierra, guiándonos, alimentándonos espiritualmente, siendo instrumentos de la gracia de Dios. ¡No es una vocación fácil!
Ellos, que nos consuelan, apoyan, guían, también necesitan consuelo y fortaleza. Por eso, rezar por ellos, con frecuencia y constancia, es un acto de amor, fraternidad, gratitud filial. A la vez, nos ayuda a sostenerlos a ellos y a su misión en la vida de la Iglesia.
¿Qué intenciones especiales poner en nuestra oración?
Conociendo de cerca a tu director espiritual o a tu párroco, tal vez tengas en mente algunas intenciones concretas que puedes rezar. Pero, si de pronto te quedas sin ideas, te comparto 5 intenciones que nunca están de más… ¡de seguro las necesitan y mucho!
1. Fortaleza y perseverancia: Pidamos a Dios que les conceda la fuerza necesaria para seguir adelante en su vocación, especialmente en los momentos de dificultad y tentación.
2. Sabiduría y discernimiento: Oremos para que el Espíritu Santo los ilumine en sus decisiones y les conceda sabiduría para guiar a sus comunidades con amor y justicia.
3. Salud física y emocional: Roguemos por su bienestar físico y mental, para que puedan llevar a cabo su ministerio con energía y entusiasmo.
4. Protección contra el mal: Intercedamos por su protección contra las tentaciones y ataques del enemigo, para que puedan vivir una vida de santidad y pureza.
5. Renovación espiritual: Pidamos por su continua renovación espiritual, para que su relación con Dios se fortalezca y puedan ser reflejos vivos del amor de Cristo.
¿Qué oraciones podemos hacer por ellos y en qué momentos encomendarlos?
Tal vez te preguntes en qué momento rezar por ellos. Si bien puedes tener tus devociones preferidas, tal vez pidiendo la intercesión de algún santo o la acción de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, pienso que hay tres momentos muy especiales que puedes tener presente.
En la Santa Misa, en primer lugar. La Eucaristía es el centro de la vida del sacerdote. Durante la celebración de la misa, especialmente en el momento de la Consagración, es un momento propicio para encomendar a nuestros sacerdotes. Podemos pedir al Señor que renueve su espíritu sacerdotal y les conceda la gracia de vivir su vocación con fidelidad.
Frente al Santísimo, ¡qué bien se está! La adoración eucarística es un momento íntimo y poderoso para orar por los sacerdotes. Pidamos a Jesús, presente en la Eucaristía, que fortalezca a sus sacerdotes y los llene de su amor y paz.
Y, por supuesto, al rezar el Rosario. Además de ser una oración poderosa de intercesión, al meditar en los misterios de la vida de Jesús y María, podemos incluir intenciones especiales por los sacerdotes, pidiendo a la Virgen María que los proteja y los guíe.
Velar unos por otros
Como decía al comienzo, rezar por los sacerdotes es una manera de devolver un poco del amor y cuidado que ellos nos brindan.
Además, es un acto de solidaridad y compromiso con la Iglesia y con aquellos que han dedicado su vida a servir a Dios y a su pueblo. ¡Qué delicada es el alma que acepta esta misión de velar por sus pastores!
Que nuestras oraciones sean un soporte constante para ellos, y que, a través de nuestra intercesión, experimenten la gracia y el amor de Dios en su vida diaria.