¿Por qué lo digo? Porque, nuevamente, recibo un mensaje de 10minconJesús.net: “Hola, Iris, cómo vas quería saber si te animas a escribir este mes acerca del rosario”. Y precisamente, ese día se iban a reunir varias vecinas en mi casa para rezarlo.
La intención es hacerlo una vez a la semana en diferentes hogares. Siento que la Virgen está llevándome de su mano, porque así se lo pedí a ella y al Espíritu Santo.
Es por eso que ahora te invito a ti, hombre o mujer, que si nunca has hecho el rosario o si ya lo practicas, no dejes de hacerlo y verás que a ti también te responderá si lo haces con fe.
Cuando inicié esta comunicación con la Virgencita, especialmente después de mi consagración, me sentaba a conversar con Ella y una de las cosas que le pedía y le pido cada día, cada noche es que me dé el don de la palabra escrita que me lleve de su mano, que me ilumine para darla a conocer al igual que a su hijo. Una de las maneras que consideré más atinadas era transmitir a otros el poder que tiene la práctica diaria del rosario.
De la mano de María
Si lo rezas será como ir de la mano de María, una experiencia que nos regalará grandes sorpresas. Esta vivencia, los inicios de esta praxis, podría estar acompañada de vacíos, de sensaciones de que estás haciéndolo mecánicamente, pero si continúas todos los días o noches, poco a poco, irás descubriendo esa necesidad de aferrarte más a nuestra Madre Santísima.
“Yo no hice estudios y soy muy ignorante, pero sé rezar mi rosario y con el logro comunicarme con Nuestro Señor y con la Virgen Santísima”. Así declaraba Santa Bernardita Soubirous, la vidente de Lourdes. De ella podemos leer muchos testimonios que manifiestan el maravilloso resultado al practicar el rosario con devoción y fe.
Al rezarlo vas a meditar los misterios de la vida de nuestro Señor Jesucristo a través de la virgen María. En esa meditación constante, si es posible diaria, vas a ir sintiendo que te acercas más a Dios, vas aprendiendo a aceptar su voluntad. Será tu protección frente a tantas situaciones adversas.
Desde el momento en que María dice sí por la fe en la Anunciación y lo mantiene sin dudar al pie de la Cruz, a partir de esta aceptación de Ella a la acción del Espíritu Santo, las Iglesias han incrementado esta oración a la Santa Madre de Dios, tomando a Cristo como centro para conocer sus misterios.
Desarmar al demonio
Bernadette meditaba sobre los misterios, porque en una ocasión en que la monja, Sor Vincent Garros le dijo que no conseguía rezar, meditar, le sugirió el siguiente remedio: “Transpórtese al Monte de los Olivos o a los pies de la cruz, y quédese allí: el Señor le hablará y usted lo escuchará”.
Nosotros también lo escucharemos y si no ocurre, sigamos rezando que Él sabrá cuándo lo hará, pero que tus rezos salgan de tu corazón, no de tu boca. No permitas que se conviertan en monotonía. Si notas que eso sucede, haz sólo una decena y empiezas poco a poco.
Si te haces verdadero devoto de María “huirán de ti la veleidad, la melancolía, los escrúpulos y la cobardía”. Caerás. “Pero si caes, te levantarás, tendiendo la mano a tu bondadosa Madre”.
Decía san Juan María Vianney, conocido como el Cura de Ars: “con esta arma le he quitado muchas almas al diablo”.
Para dejar testimonios recientes sobre el hábito del Rosario, les pregunté a unas compañeras sobre los resultados en su vida y esto me dijeron:
–“Yo hago el rosario todos los días, me llena de paz, tranquilidad, si me siento desesperada o preocupada por algo en mi casa o trabajo, por mi hija. En fin, para todo. La Reina del cielo es todo para mí, es mi abogada, intercesora ante su hijo amado, Jesús. Es una oración tan poderosa que te libra de los dardos de tus enemigos”.
–“Yo aprendí a hacer el rosario con el Papa Juan Pablo II cuando visitó Colombia. Él me transmitió mucha ternura, aún recuerdo su cara que reflejaba mucha paz. Más tarde entré al grupo de la Legión de María y lo hacíamos todos los días. En el mes de mayo lo rezábamos en diferentes sectores de nuestra barriada o a donde nos lo pidiera”.
–“Cuando realizo el rosario yo siento la presencia de María que nos toma de la mano, nos acompaña y nos anima a seguir adelante y tener confianza y fe en su hijo”.
¡Ahora tú!
¿Entonces, no rezarías tú también con fe y amor el rosario si supieras que con ello vas a ayudar a alguien (o a ti) que se encuentra en un aprieto muy serio o por la recuperación de un familiar enfermo?
Yo puedo dar testimonio de lo que es el poder de la oración diaria cuando todos los días oraba por mi hermano enfermo con leucemia. Lloré, lloré mucho, le hablé, le pedí a la Virgen que lo devolviera a nosotros (estuvo en coma), que me permitiera abrazarlo de nuevo (estaba en Estados Unidos), que nos diera la oportunidad de estar todos los hermanos juntos. No dejaba de hacer el rosario todos los días.
Comencé a llamar a todos mis amigos y conocidos para que lo pusieran en oración, amigos católicos y de otras religiones y después de casi cuatro años entre tratamientos y recuperación logramos reunirnos nuevamente.
Situación semejante ocurrió hace poco con un amigo al que los médicos notificaron a los familiares que se acercaran a despedirse porque ya no podían hacer nada. Hoy, él manifiesta que gracias a todas las oraciones (rosarios) y la gracia de Dios está vivo.
Virgen María
Conocí a la Virgen María (Inmaculada Concepción) a mis diez años, cuando mi maestra nos enseñó a hacer un estandarte de la Virgen. Este fue el regalo que di a mi madre en el día de las madres y conocí del rosario con mi abuela cuando todas las tardes, exactamente a las seis, nos llamaba a rezarlo.
No recuerdo que me desagradara rezar el rosario. Ya adolescente y después de adulta, lo rezabaLa Virgen del Rosario, pero no de forma diaria como lo hago desde hace cuatro o cinco años para acá. Ahora se ha convertido en una necesidad, en un regalo a la Virgen que hago con alegría, con una entrega gustosa en la que siento que Ella me espera. No importa la hora, está allí, con sus manos extendidas esperando las rosas que cada día le regalo.
La idea de hacer el rosario no es la de repetir las Avemarías, sino la experiencia de la unión que se logra en todo el mundo para alabar y bendecir a nuestro Señor. Es la oportunidad que se te brinda de experimentar en la fe, el amor a Dios en María Santísima.
No olvides a la madre de Jesús, carga siempre un rosario, será como ir de su mano.
Te ayudará a “creer confiado solamente en Dios, / sufrir con alegría cerca a Cristo, /morir al egoísmo cada día, /colaborar con Ella para salvar al mundo”. (San Luis María de MonMontfort)
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