San Francisco de Asís es celebrado en su día por la iglesia entera. Por ejemplo, nuestro amado Papa Francisco, el 3 de octubre, fue a Asís para firmar la nueva encíclica “Hermanos todos”, que trata de la fraternidad y la amistad social – temas muy cercanos a las enseñanzas de San Francisco.
Imaginen que inclusive el Papa, para conmemorar al santo, celebró una misa en la mismísima tumba de San Francisco de Asís. Es claro que el Papa ve a San Francisco de Asís como un ejemplo a seguir, de humildad y servicio, pues es el nombre que eligió cuando se convirtió en nuestro pontífice.
Y toda la Iglesia debería, siguiendo el ejemplo del Papa, conocer y tratar de emular las enseñanzas de San Francisco.
Yo personalmente le tengo especial devoción a este santo, desde que tuve la gracia de visitar Tierra Santa y vi de primera mano la labor de los franciscanos de conservación y entrega. También, cuando leí más sobre él, descubrí que es el patrono de la ecología, es decir, ¡de las iniciativas de conservación y “green” en todo el mundo! Y entonces, es un santo muy moderno, porque buscar mantener y cuidar el mundo que nos rodea es una prioridad mundial actual.
Su Mensaje Verde
San Francisco de Asís veía en la naturaleza y los seres vivientes a Dios. Lo tenía muy claro, toda la creación era producto directo de la divinidad de Dios y como tal, merecían respeto y reverencia.
Era muy común para San Francisco de Asís llamar hermanos a los animales y hasta al agua, las estrellas y el sol. En las historias del santo existen varias en las que hablaba directamente con animales, por ejemplo, para disuadir a los habitantes de un pueblo de matar a un lobo, convenció al animal que dejara de atacar a sus habitantes y a su ganado.
Aunque la veracidad de muchas de estas historias no es comprobada, podemos asegurar que en vida San Francisco de Asís se preocupaba mucho por otros seres vivos, ya que historias como esta son muy comunes cuando se lee de la vida de San Francisco.
Igualmente, el santo escribió “El cántico de las criaturas”, un texto en el que alaba a Dios por todas sus creaciones, incluida la madre tierra y la muerte.
Entonces ahora, con tantas iniciativas de conservación, reciclaje y concientización, se me hace apropiado que cuando nos involucremos en ellas, invoquemos la intercesión de San Francisco, para que nos ayude y guíe para cumplir con la misión de cuidar al planeta como creación divina.
Reflexión de las enseñanzas de San Francisco de Asís
A veces, cuando estoy por botar basura, y me da pereza separarla para el reciclaje – sobre todo ahora con el COVID que hay que desinfectar con mayor atención todo – siempre me viene a la mente la imagen de San Francisco de Asís, hablando con los pájaros, y digo, ¿cómo no voy a reciclar, si este pequeño esfuerzo puede hacer que más animales tengan dónde vivir?.
Y sí, el mundo se hunde en prácticas poco sustentables, pero tomando a San Francisco de Asís como ejemplo, podemos hacer pequeños esfuerzos a lo largo del día, para dar gloria a Dios a través de actos amigables con la naturaleza.
Puede tomar más tiempo, o ser molesto, y hasta sentir que lo poco que podríamos hacer no haga diferencia alguna, pero nuestros actos pueden mostrar el amor a Dios, a su creación, y al prójimo (ahora y las futuras generaciones).
¿El Santo Influencer?
Recién escuché a un sacerdote cuestionar que los santos sean influencers. Y tiene razón, los santos no son solo influencers, son mucho más que eso, interceden por nosotros ante Dios, y nos acompañan en nuestra vida diaria.
Pero, San Francisco de Asís en vida, sí fue un gran influencer. Imaginen el calibre de adeptos que generó: San Antonio de Padua, Santa Clara de Asís, San Buenaventura, San Pío de Pietrelcina, Santa Isabel de Hungría, San Francisco Solano, San Maximiliano Kolbe, San Pedro de Alcántara, San Junípero Sierra, y la lista sigue, y sigue… Es decir, inspiró a muchísimas personas a seguir los pasos de Cristo, en la pobreza y el servicio.
Me atrevería a decir que San Francisco de Asís fundó una de las órdenes más fructíferas de la historia de la Iglesia. Y todo a través de un trabajo humilde y sacrificado, como él mismo decía: “Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible”.
Sí, realmente logró hacer lo imposible, y es que a través del amor y dirigiendo todo a la gloria de Dios, San Francisco se consagra como el “top influencer” de la Iglesia.
Tierra Santa
Si han tenido la bendición de visitar Tierra Santa, entonces han podido ver de primera mano el cariño con el que nuestros hermanos franciscanos conservan los lugares santos. Una hazaña difícil, al enfrentarse no solo al paso del tiempo, sino también al constante turismo, conflictos regionales, e inclusive negociaciones con hermanos cristianos de otras religiones.
Con todo, al llegar por ejemplo al Monte de los Olivos, y ver cómo es cuidado con tanto amor, por cientos de años, es común que muchos redescubran su fe. Porque los franciscanos, al buscar imitar primero a Jesús, y después a su fundador, San Francisco, emiten paz, humildad y servicio.
Enseñanzas de San Francisco de Asís
San Francisco de Asís repetía en vida “los actos que hagas hoy pueden ser el único sermón que algunas personas escuchen hoy”, y eso se ve claramente en la labor franciscana en Tierra Santa.
Y me pongo a pensar, ¿cuántas veces pasamos de evangelizar a otros con nuestras acciones? Es que sí, vamos al banco con cara larga (¡y eso que ahora la tapa una mascarilla!), corregimos a nuestros hijos sin cariño, entregamos un informe con las justas, peleamos con el guardia del parqueo… y toda esa gente, ¿qué sermón se están llevando a casa?
Tenemos que pensar que, al vivir todos los días con la conciencia de ser hijos de Dios, tenemos que ser más como Jesús nos pide que seamos, el menos importante de todos, como decía este santo, “hemos sido llamados a sanar heridas, a unir lo que se ha separado, y a traer a casa a quienes están perdidos”.
Ser como San Francisco de Asís
Entonces, San Francisco de Asís es un santo tan santo, que fue canonizado solo 2 años después de su muerte. Y sus enseñanzas son tan relevantes, que parece un santo moderno, ¡y no del milenio pasado!.
Tratemos de emularlo a través de su sencillez y su humildad, busquemos santificarnos para a través de nosotros, santificar a nuestra sociedad, como decía San Francisco.
Es que negándonos a nosotros mismos y a nuestros impulsos podemos llegar a ser instrumentos de paz, de unión y de fe.
Piensen por un momento que San Francisco de Asís llamaba a su cuerpo, “mi hermano asno”, porque sentía que le impedía en ocasiones a realizar lo que requería para glorificar a Dios.
Entonces, cuando nos enfrentemos a situaciones complicadas o irremediables, como una enfermedad difícil o inclusive la muerte, recordemos a San Francisco, quien, en los últimos años de su vida, sufrió de enfermedades terribles y además recibió los estigmas para participar del dolor de Cristo.
Todo esto lo vivía con buen humor y alegría de quien se sabe hijo de Dios. Inclusive en su lecho de muerte, San Francisco exclamaba, “Bienvenida hermana muerte”, porque sabía que a través de ella llegaría al cielo.
Nosotros, que buscamos llegar a la santidad, podemos empezar a ver el mundo a través de los ojos de San Francisco de Asís, y descubriremos la paz interior, el desprendimiento de las cosas, y la confianza en la misericordia divina.
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