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Nacida en Quito Ecuador. Chef repostera panadera de la escuela culinaria de las Américas.

6 min

San José y el servicio, a la sombra de Jesús

San José, figura silenciosa pero esencial en la Sagrada Familia, nos ofrece un ejemplo de vida dedicada al servicio divino. Este artículo explora sus virtudes, su papel como padre terrenal de Jesús y su legado de obediencia y amor incondicional.

TODA UNA VIDA AL SERVICIO DEL SEÑOR

«José, hijo de David, no temas recibir a María como tu esposa; porque lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás como nombre Jesús». En estas palabras, el Evangelio revela la íntima cercanía del ángel, llamando a José y María por sus nombres, sellando su unión y proclamando con certeza el nombre de Jesús. La seguridad del mensajero divino resuena, pues al ser portador de la Palabra de Dios, conocía y comprendía la profundidad de sus designios, siempre presto a servir con diligencia.

Dios, en su infinita sabiduría, eligió a José para  ser el esposo de María y el padre terrenal de Jesús. Necesitaba un hombre de profunda ternura, justicia y capacidad para guiar al niño en su crecimiento, tanto en estatura como en gracia divina. Un hombre que, con amor y firmeza, protegiera a su madre y le brindara apoyo constante. Y en José, el Creador encontró todas estas virtudes y más.

San Jose, honra merece

LA GUÍA DE UN PADRE

Desde su infancia, Jesús atesoró las enseñanzas de José y las palabras de María. Aquellas lecciones, impartidas con amor y sabiduría, constituían la primera catequesis familiar. José corregía con gentileza, comprendiendo que la verdadera guía reside en el aliento amable y la comprensión, pues corregir es también una forma de amar y enseñar.

Aunque Jesús poseía la perfección divina, creció como cualquier niño, aprendiendo de su entorno y de sus padres. Acudía a sus dones innatos para discernir y oraba a Dios, pero también escuchaba con atención y obedecía a José, su maestro de vida interior. En esta relación, se forjó un profundo respeto mutuo y un agradecimiento que fortaleció los lazos familiares. ¡Qué alegría para unos padres ver a su hijo crecer en valores y virtudes, y qué dicha para un niño sentir el amor y la ternura de sus padres!

Así, paulatinamente iba creciendo el respeto mutuo y un profundo agradecimiento que se derivan del vínculo que poseían. Eso fortalecía el amor no solo entre padre e hijo, también lo hacía con el amor familiar. Qué felices son los padres al ver a sus hijos triunfar, qué felices serían ellos al ver cómo su hijo Jesús aprendía valores, buenas costumbres. Y qué feliz sería el niño al ver la ternura entre sus padres.

De la mano de José

UN HOMBRE VIRTUOSO

Es fácil hablar de las innumerables virtudes de este gran hombre. Solo con pensar que fue escogido por Dios sabemos que era alguien especial. Estas virtudes se pueden ver con claridad durante toda su vida; por ejemplo en su deseo de pasar prácticamente desapercibido ante la vida pública de Jesús. Pero ahí estaba, en la vida doméstica, en la crianza de su hijo; más no interfiriendo en los objetivos primordiales de este. Lo que venía a enseñar Jesús, este padre amable sabía que era sabiduría del Creador; ante eso se limitaba solo a observar con profunda admiración y en total silencio.

Al ser un padre terrenal se habrá ocupado de los primeros pasos del niño, de enseñarle lo sencillo comparado con su verdadera misión. Y al final todo se resume al servicio; la parte intelectual y el trabajo propiamente dicho como algo físico. En la actualidad lo seguimos haciendo de la misma manera. Hemos aprendido a trabajar y servir en la tierra para ganarnos el Cielo.

Ya lo dijo el Señor en otro momento: “no he venido a ser servido sino a servir” Eso lo podemos aprender con un ejemplo muy gráfico. San José sería el primero en enseñar a Jesús el valor del trabajo. Cómo San Josemaría lo hace, susurrando siempre en nuestros oídos, le enseñaría lo valioso del servicio. Lo grato del trabajo bien hecho. Obras de amor que deben empezar en principio en la familia; anteponiendo el propio ejemplo y demostrando amor y respeto también al cultivarse día a día en lo intelectual y espiritual.

José

VALIOSAS ENSEÑANZAS

Quién no se ha imaginando a Jesús niño, corriendo feliz dentro de casa y a José corriendo tras él para terminar está escena con el niño en sus brazos dando vueltas riendo sin parar. Acto seguido iría cogido de la mano de su padre al taller para seguir aprendiendo; de niño su forma de trabajar sería diferente.

Recuerdo que cuando era pequeña y veía a mi padre trabajar, él me decía: “debes hacer tu trabajo tan bien como si fuera para ti; con el mismo amor y dedicación”. Así como mi padre me aconsejaba a mi, imagino que Jesús no sólo aprendía el valor, la dignidad y la felicidad que es comer el pan con el esfuerzo del trabajo propio; y cómo este se convierte en participación en la obra de salvación.

La persona que trabaja, cualquiera sea su tarea, se convierte en ayudante de Dios; aporta un poco en crear el mundo que nos rodea. Así como yo; estoy segura que Jesús también tendría pláticas interminables y recibiría valiosísimos consejos de José, quien amaba profundamente a su hijo. De esta manera, Jesús se preparaba para estar listo al momento que le tocara trabajar a él. En este punto debemos recordar que un padre no es quien engendra únicamente. La persona aprende a serlo, ya que un padre no nace si no que se hace, con decisión, compromiso y entrega.

San José y el servicio

TRANSFORMANDO PROBLEMAS

Hemos hablado solo de cosas amigables; pero en el día a día sin duda habrían también problemas y dificultades. Como san José, nosotros, podemos cultivar la misma valentía creativa y templanza que tenía el carpintero de Nazaret, que sabía transformar un problema en una oportunidad, pidiendo y confiando en el poder, bondad y justicia de Dios.

La Sagrada Familia nos presenta un gran desafío: reflejar en nuestras vidas sus virtudes, convertirnos en espejos de su amor y fidelidad. Aunque a menudo nos veamos abrumados por nuestras propias debilidades, recordemos que incluso san José, hombre elegido por Dios, enfrentó tentaciones y desafíos.

Con la gracia de Cristo y la guía del Espíritu Santo, el santo Patriarca superó cada obstáculo, demostrando que la santidad no es ausencia de lucha, sino triunfo sobre ella. Su ejemplo nos recuerda que, al mantener nuestra mirada fija en el propósito divino, nuestras propias flaquezas se empequeñecen.

Estamos llamados a construir hogares que irradien la luz de Cristo, hogares donde la valentía y la ternura abran las puertas a la aceptación y el amor. A veces, los designios divinos desafían nuestra comprensión, chocan con nuestros planes, pero es precisamente en esos momentos donde la obediencia y la confianza se fortalecen. Imploremos la sabiduría de san José, padre terrenal de Jesús, para acoger a nuestros semejantes con amor y comprensión.

Acerquémonos a san José, padre misericordioso, y pidámosle que nos enseñe el arte de la oración, el camino para dialogar con su Hijo. ¿Quién mejor que él, después de María, para guiarnos hacia Jesús?.

En los momentos de incertidumbre, en el silencio de nuestro corazón, san José nos ofrece su consejo. Y al pensar en él, recuerdo la multitud de amigos que encontramos en la tierra, y la poca atención que prestamos a nuestros amigos celestiales. San José, patrono de la buena muerte, nos espera para acompañarnos en nuestro último viaje, así como custodió a Jesús, el Redentor. Confiemos en su protección, pues somos valiosos a los ojos de Dios, parte esencial de su Creación.


Escrito por

Johanna Ortega

Nacida en Quito Ecuador. Chef repostera panadera de la escuela culinaria de las Américas.

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COMENTARIOS

  1. Yo quiero compartir una hermosa experiencia que me pasó al escribir este artículo. Siempre me informo, leo, etc; atrás hay un gran apoyo también y aprovecho para agradecer el trabajo de todo el equipo. Pero lo que les quiero contar es que justo antes de escribir me encomiendo al espíritu santo.
    Está vez no tenía todo muy claro al inicio tenía poca información; pero decidí empezar. Lo fascinante para mí, fue que me sentía la » secretaria» de alguien que me dictaba las palabras con mucha soltura. Fue tan hermosa la sensación que decidí parar en un momento. Me dije a mi misma, necesito escribir yo; porque esté trabajo solo lo está haciendo el espíritu santo. Jajaja. Y si lo pensamos es así. Pero este ejemplo real que sentí al escribir fue tan visible que quedé totalmente maravillada. Creo que aún me brillan los ojos al recordar. Espero sea muy útil todo lo que hacemos y toque muchos corazones. ❤️❤️❤️

  2. Johanna dice:

    Yo quiero compartir una hermosa experiencia que me pasó al escribir este artículo. Siempre me informo, leo, etc; atrás hay un gran apoyo también y aprovecho para agradecer el trabajo de todo el equipo. Pero lo que les quiero contar es que justo antes de escribir me encomiendo al espíritu santo.
    Está vez no tenía todo muy claro al inicio tenía poca información; pero decidí empezar. Lo fascinante para mí, fue que me sentía la » secretaria» de alguien que me dictaba las palabras con mucha soltura. Fue tan hermosa la sensación que decidí parar en un momento. Me dije a mi misma, necesito escribir yo; porque esté trabajo solo lo está haciendo el espíritu santo. Jajaja. Y si lo pensamos es así. Pero este ejemplo real que sentí al escribir fue tan visible que quedé totalmente maravillada. Creo que aún me brillan los ojos al recordar. Espero sea muy útil todo lo que hacemos y toque muchos corazones. ❤️❤️❤️

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