Los tres Arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel, como se les representa habitualmente
En la Misa del domingo y otras fiestas rezamos el Credo. Esta oración tiene dos fórmulas: una breve, llamada Credo de los Apóstoles y otra larga elaborada en el Concilio de Nicea-Constantinopla (siglo IV). En esta última decimos: “Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible”
El mundo invisible está constituido por unos seres creados espirituales llamados ángeles. El Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica explica: “los ángeles son criaturas puramente espirituales, incorpóreas, invisibles e inmortales; son seres personales dotados de inteligencia y voluntad.
Los ángeles, contemplando cara a cara incesantemente a Dios, lo glorifican, lo sirven y son sus mensajeros en el cumplimiento de la misión de salvación para todos los hombres.” (n° 60).
Papa San Gregorio Magno: “Los que transmiten mensajes de menor importancia se llaman ángeles, los que anuncian cosas de gran trascendencia se llaman arcángeles”.
En las Sagradas Escrituras
Hay dos fiestas litúrgicas de los ángeles: 2 de octubre -Santos Ángeles Custodios- y 29 de septiembre -Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael-. Hoy sólo hablaremos de San Miguel. “Mica-el” significa “¿Quién cómo Dios?”. La iconografía lo representa como un guerrero que derriba al demonio. La Biblia menciona a este arcángel en varios lugares.
Daniel 12, 1: “En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran Príncipe que defiende a los hijos de tu pueblo.»
Epístola de San Judas 1, 9: “En cambio, el arcángel Miguel, cuando altercaba con el diablo disputándose el cuerpo de Moisés…”
Apocalipsis 12, 7-9: “Entonces hubo una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron al dragón, y peleó el dragón y sus ángeles, y no pudieron triunfar, y fueron arrojados del Cielo. Se arrojó, pues, al enorme Dragón, la Serpiente antigua, el Diablo y Satanás como se le llama al seductor del mundo entero, fue precipitado sobre la tierra y sus ángeles con él”.
San Miguel
Según estos pasajes bíblicos, la tradición cristiana le da a San Miguel estos oficios:
- Pelear contra Satanás y vencerlo.
- Rescatar las almas de los fieles del poder del enemigo, especialmente a la hora de la muerte.
- Ser el protector del pueblo de Dios: los judíos en la antigua Ley, los cristianos en el Nuevo Testamento; por lo tanto, él es patrono de la Iglesia Católica.
Explicaba el Papa Pio XII: “Miguel, con la milicia de los ángeles fieles, entreveía la maravilla de la Encarnación divina y de la Redención del género humano. Lejos de envidiar a los hombres, como el orgulloso Lucifer, el honor de la unión hipostática (es la unión de la naturaleza divina y la humana en la persona de Jesucristo), obedeció – según su nombre y su lema: Quis ut Deus?, ¿Quién como Dios? – al Señor que no tiene igual a sí mismo, y adoró con todos los ángeles al Verbo Encarnado.
Así, no cesó jamás de amar a los hombres, para los cuales experimenta un afecto, por así decirlo, fraternal, y cuanto más se esfuerza Satán en precipitarlo a la gehena (otra forma de hablar del infierno), más trabaja el arcángel para reconducirlo al paraíso perdido” (8 mayo 1940).
Un hecho histórico
El Papa León XIII en 1880 escribió la conocida oración a San Miguel Arcángel. Testigos presenciales aseguraron que el Pontífice tuvo una visión de Satanás y decidió pedir la intercesión de San Miguel para toda la Iglesia. Un sacerdote, llamado Domenico Pechenino, conoció de primera mano lo que llevó al Papa León XIII a escribir la oración.
Relató lo siguiente: “Una mañana el Sumo Pontífice León XIII había celebrado la Santa Misa y estaba asistiendo a otra, de agradecimiento, como era habitual. De pronto, le vi levantar enérgicamente la cabeza y luego mirar algo por encima del celebrante. Miraba fijamente, sin parpadear, pero con un aire de terror y de maravilla, demudado. Algo extraño, grande, le ocurría”.
“Finalmente, como volviendo en sí, con un ligero pero enérgico ademán, se levanta. Se le ve encaminarse hacia su despacho privado. Los que le ayudan le siguen con premura y ansiedad. Le dicen en voz baja: ‘Santo Padre, ¿no se siente bien? ¿Necesita algo?’ Responde: ‘Nada, nada’. Al cabo de media hora hace llamar al secretario de la Congregación de Ritos y, dándole una hoja, le manda imprimirla y enviarla a todos los obispos diocesanos del mundo”.
¿Qué contenía? La siguiente oración:
«San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes.
y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al Infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas.
Amén.»
Cuando rezarlo
Desde entonces se comenzó a rezar esa oración al final de la Misa. La práctica de la oración a San Miguel estuvo vigente hasta el Concilio Vaticano II. Sin embargo, los fieles pueden seguir esta devoción de manera privada.
El año 2013 el Papa Francisco, que tiene gran devoción a San Miguel, inauguró y bendijo una gran estatua del Arcángel, que fue colocada en una plaza del Vaticano. Ese día consagró el Estado Vaticano a San Miguel Arcángel y a San José.
La Iglesia Católica siempre será afectada por dificultades externas e internas, muchas de ellas estimuladas por el Demonio. Parece muy necesario que recemos la oración a San Miguel pidiendo su protección para nosotros y para toda la Iglesia