El FARO DE DIOS
Santo Tomás de Aquino fue un monje, de origen noble, dotado de una inteligencia sin precedentes. Vivió solamente 50 años y con la ayuda Divina decidió escribir sobre temas concernientes a la sagrada doctrina de manera tan concisa y clara que sentó las bases de lo que hoy conocemos como Teología.
Santo Tomás es considerado el principal representante de la enseñanza escolástica, corriente teológico-filosófica, que utilizó parte de la filosofía grecolatina clásica (Aristóteles, San Agustín y Platón entre otros) para comprender las verdades de Fe.
¡Santo Tomás nos entregó los argumentos que usamos hasta hoy para comprender las virtudes, la metafísica, la antropología cristiana, la moral y lo más importante la buena relación que existe entre la razón y la fe!
Razón y Fe
En nuestro corazón, la mayoría de las personas tenemos la certeza de que Dios existe. Sin embargo, a nuestro espíritu -creado a imagen y semejanza de Dios- no le basta con intuiciones. Dios nos ha dotado de una inteligencia que se alimenta del conocimiento que obtenemos por nuestros sentidos.
Aprovechemos la Fiesta de Santo Tomás para repasar sus 5 vías y reflexionar sobre la existencia de Dios y así poder permanecer en su presencia durante cada jornada diaria y aumentar nuestras acciones de gracias.
Las cinco vías son cinco razonamientos por los que el ser humano llega a la conclusión de la necesaria existencia de un ser superior. Es decir que la fe y la razón no solo no están reñidas, sino que pueden caminar de la mano.
1. Vía de Santo Tomás: Primer Motor
«Los sentidos nos muestran que en el mundo hay cosas que cambian. Todo lo que se mueve es movido por otro. En la serie de motores no se puede seguir indefinidamente. Debe haber un Primer Motor no movido por nadie, es decir Dios».
El razonamiento es sencillo. Si a mí se me cae un vaso y se derrama el agua en mi camisa, no es casual, sino que existe una causalidad. Ha habido una fuerza (mi codo), que ha tirado ese vaso, y el agua no ha terminado en mi camisa por arte de magia, hay una causa, y es que el vaso estaba lleno.
Por tanto, si todo lo que vemos se mueve -es evidente-, y todo ha sido movido por otra fuerza, tiene que haber un Primer Motor. Algo que sea el primer movimiento, que haya hecho que todo lo demás se mueva.
2. Vía de Santo Tomás: Las causas eficientes
«En el mundo sensible hay un orden de causas eficientes. Sin embargo, no encontramos, ni es posible, que algo sea causa eficiente de sí mismo, pues sería anterior a sí mismo, cosa imposible. […] Si en las causas eficientes llevásemos hasta el infinito este proceder, no existiría la primera causa eficiente; en consecuencia, no habría efecto último ni causa intermedia; y esto es absolutamente falso. Por lo tanto, es necesario admitir una causa eficiente primera. Todos la llaman Dios».
Nada es causa de sí mismo, es decir, yo no sé por qué existo. No me he autocreado, y no encuentro nada en nuestro mundo que sea causa por sí solo. Así que, existe la necesidad de que haya una primera causa, que es Dios.
3. Vía de Santo Tomás: Ser Absolutamente Necesario
«Las cosas pueden existir o no existir, así que son contingentes. Los seres contingentes no tienen el principio de su existencia en sí mismos (No existen por sí solos). No es posible la serie indefinida de seres relativamente necesarios. Debe existir un Ser Absolutamente Necesario».
Ni tú ni yo somos necesarios. Pero existimos, y no sabemos por qué. Ya hemos visto que no nos hemos creado a nosotros mismos, pero es que, además, no tendríamos por qué existir. Es evidente que hubo un momento en que no existimos, pero si eso pasara con todos los seres, no existiríamos. Tiene que haber algo que haya existido siempre. Existimos, por tanto, tiene que haber un ser que exista por necesidad, y ese ser es Dios.
4. Vía de Santo Tomás: La perfección
«[…] Pues nos encontramos que la bondad, la veracidad, la nobleza y otros valores se dan en las cosas. […] Hay algo, en consecuencia, que es muy veraz, muy bueno, muy noble; y, en consecuencia, es el máximo ser; pues las cosas que son sumamente verdaderas son seres máximos, como se dice en II “Metaphys” (Metafísica).
Como quiera que en cualquier género, lo máximo se convierte en causa de lo que pertenece a tal género, así el fuego, que es el máximo calor, es causa de todos los calores, como se explica en el mismo libro, del mismo modo hay algo que en todos los seres es causa de su existir, de su bondad, de cualquier otra perfección. Le llamamos Dios.»
Existe el bien y el mal, y sabemos que hay una graduación tanto en el bien como en el mal -que puede ser la falta de bien-. Por tanto, tiene que haber un Bien Supremo, un Ser Perfecto al que llamamos Dios y regala de su perfección o bondad a las cosas creadas.
5. Vía de Santo Tomás: El orden del universo
«[…] Pues vemos que hay cosas que no tienen conocimiento, como son los cuerpos naturales, y que obran por un fin. Esto se puede comprobar observando cómo siempre o a menudo obran igual para conseguir lo mejor. De donde se deduce que, para alcanzar su objetivo, no obran al azar, sino intencionadamente. Las cosas que no tienen conocimiento no tienden al fin sin ser dirigidas por alguien con conocimiento e inteligencia, como la flecha por el arquero. Por lo tanto, hay alguien inteligente por el que todas las cosas son dirigidas al fin. Le llamamos Dios.»
No es difícil, ni hace falta ser un gran científico, para ver el orden que existe en la naturaleza y el universo. El mundo se rige por una serie de ‘leyes’ y no puede haber ‘leyes’ sin un legislador. Tiene que haber un Ser Inteligente que ha ordenado el mundo y que dirige las cosas naturales.
La Doctrina de Santo Tomás
Santo Tomás es el faro que ha dado luz intelectual a todo pensamiento y doctrina cristiana en los últimos 800 años. Desde los días de Aristóteles, probablemente nadie ha ejercido tan poderosa influencia en el mundo del pensamiento como Santo Tomás. Su autoridad fue grande durante su vida.
Los Papas, las universidades, los “studia” de su Orden deseaban aprovecharse de su sabiduría y prudencia. Hasta el día de hoy todos los autores espirituales conocen cuán admirablemente el santo explica la buena relación entre la fe y la razón, los dones y frutos del Espíritu Santo, así como las Bienaventuranzas y su relación con las diversas virtudes.
Nada más inspirado que sus tratados sobre Cristo, sus tratados sobre los sacramentos, especialmente los de la Penitencia y la Eucaristía, capaces de derretir los corazones más endurecidos.
Y su obra magna “La Summa Theologica”, que no es otra cosa que un manual de piedad, de esta manera como el texto teológico por antonomasia (san Francisco de Sales, san Felipe Neri, san Carlos Borromeo, san Vicente Ferrer, san Pío V, san Antonino continuamente estudiaban a Santo Tomás).
En su fiesta, roguemos a este gran Santo que podamos transmitir con certeza la existencia de Dios y que tras conocer su existencia únicamente nos quede amarlo con todo nuestro corazón y por el tiempo que dure nuestra vida.