Juan Álvarez Said, es el mayor de 6 hermanos, con sus 25 años es economista con un máster en Política Pública. Co-fundador y director ejecutivo de la Fundación Trabur, donde se promueve la formación en valores con niños y jóvenes. Coordinó la visita del Papa Francisco a Chile en el 2018. Soltero, fanático de los deportes, football, padel, etc., le gusta también leer en sus tiempos libres.
Desde muy pequeño vio a sus padres rezar, se rezaba el rosario en familia y solía hacer planes con un Club de jóvenes del Opus Dei. Su inquietud por tratar a Jesús en la oración, surgió en el Club, luego de una sencilla reflexión: “Además de hacer deporte, ¿por qué no hacerse también amigo de Jesús?”, redescubriendo desde ese momento las distintas maneras en que Jesús habla. Juan decidió simplemente intentarlo y tratarlo como se trata a un amigo, contando, preguntando y compartiendo todo lo que ocupa su vida.
En Chile, Santiago, donde vive Juan recién están empezando a salir del confinamiento con un 30% da asistencia a las Iglesias, penosa situación pero que ha ayudado a valorar los sacramentos y la vida espiritual de muchos católicos, que antes se la tomaban a la ligera.
Preguntas para el diálogo con Secretos de la Oración Juan Álvarez
1.Juan Álvarez, nos comenta la situación en Chile estos últimos meses de pandemia, el confinamiento ha puesto en evidencia, que nos hemos olvidado de tocar al Señor. La falta de continuidad de Sacramentos afecta a todos, pero las consecuencias varían en cada uno. ¿Estás decidido a hacer los sacrificios oportunos para recibir la Sagrada Comunión o la Confesión con la ilusión de la primera vez?
2.Este momento histórico, de escala mundial, es un auténtico reto y extraordinaria ocasión para enfrentar los temores e incertidumbres de tantas realidades personales, que se han presentado en el confinamiento ante la pandemia. ¿Procuras intensificar tu oración y sacrificio por amor a Dios y a aquellos que la pudieran estar pasando muy mal?
3.Juan Álvarez, que comenzó a hacer oración desde pequeño, nos dice que nunca es igual, que toca lucharla, porque el Señor no nos habla con palabras a la cara. Y comenta que sin embargo la gente piensa que cuando uno ya hace oración, tiene la vida “solucionada”. Efectivamente Dios va con nosotros, incluso ahora en este tiempo de confinamiento y dificultades; pero nunca nos garantizó un camino fácil ¿Estás atento para redescubrirlo y preguntarte qué te pide el Señor sin caer en el desánimo?
4. La oración es un regalo, que nos ayuda a ser felices, el Señor a través de ella nos vacuna de muchos males. Sin duda, nos dice Juan Álvarez que entre amigos siempre sale el tema de ideologías nuevas contrarias a la fe, pesimismo, superficialidad. ¿Procuras buscar, promover y fomentar la formación espiritual constante que pueda alimentar tu oración, a través de libros, clases, retiros o de algún Club de Formación humana y espiritual?
Propuestas de Acción
1.Jesús quiere que tu corazón arda de amor por Él. No tengas miedo, recobra las fuerzas buscándolo en los sacramentos, en la oración y/o medios de formación, que te ofrecen las parroquias, los Clubes vía Zoom. No pierdas el hambre de Dios.
2.Juan Álvarez nos dice que la fe no se la puede vivir solo, y tenemos que estar constantemente formándonos. Recetas para hacer oración, no las hay; decídete día a día, con ganas o sin ganas, que el Espíritu Santo sale a nuestro encuentro. Busca el mejor momento, tiempo o lugar para ese encuentro personal. Tiempo y hora fija. Es la cita más importante. Aprovecha la tecnología, ponte alarmas, el Santísimo expuesto en las Iglesias cuando están abiertas o los Oratorios en tiempo de Club, que siempre tienen a Jesús Sacramentado para ti.
3.Práctica el abandono en el Señor, Él nunca entra en confinamiento: “Despierta tu confianza en Mí Poder absoluto. Tu confianza es lo que en ti me honra, y lo que puede cambiar los acontecimientos. Confianza, juntamente con el sentimiento de tu nada. Acuérdate del centurión” (900.26.V. El Sentir del Corazón de Jesús/Él y yo: Gabriela Bossis).
4. Mientras más formado estés, comprenderás la necesidad de la oración: Procura más orden en tu trabajo aprovechando el tiempo; transmite el amor de Dios con optimismo a tus familiares y amigos; acepta con humildad tus errores rectificando siempre la intención.
5. Sé audaz y creativo, en muchas casas estos meses, la presencia de Dios se ha acrecentado, ha sido ocasión de redescubrir la oración en familia, hemos pasado a ser protagonistas absolutos de nuestra fe, que nos duela regresar a la Iglesia en papel de espectadores. Dios saca del mal grandes bienes; que podamos decir que el confinamiento a ti y a mí nos hizo crecer.
Meditar con la Sagrada escritura
- «Con sólo tocar su manto, me curaré». Jesús, volviéndose, la miró y le dijo: «Hija, ten confianza; tu fe te ha curado». Y en aquel mismo instante quedó curada la mujer. (Mateo 9, 18-26). Muchas veces vamos a Misa, oramos, por costumbre y, aunque estamos cerca de Jesús, no nos damos la oportunidad de tocarlo verdaderamente.
- En aquel tiempo, Jesús digo a los judíos: «Yo soy el pan vivo, que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida». (Juan 6, 51-58). Ojalá no perdamos el hambre y sed e recibir a Jesús en la Eucaristía por temor al confinamiento.
Salmo 121
Dios no te faltará
Canción de las subidas.
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
Meditar con el Papa Francisco
1.La Eucaristía es un alimento sencillo, como el pan, pero es el único que sacia, porque no hay amor más grande. Allí encontramos a Jesús realmente, compartimos su vida, sentimos su amor; allí puedes experimentar que su muerte y resurrección son para ti. Y cuando adoras a Jesús en la Eucaristía recibes de él el Espíritu Santo y encuentras paz y alegría. Queridos hermanos y hermanas, escojamos este alimento de vida: pongamos en primer lugar la Misa, descubramos la adoración en nuestras comunidades. Pidamos la gracia de estar hambrientos de Dios, nunca saciados de recibir lo que él prepara para nosotros.
(Homilía de S.S. Francisco, 3 de junio de 2018 ).
2.Pidamos al Señor la gracia de que la alegría no nos impida creer, la gracia de tocar a Jesús resucitado: tocarlo en el encuentro mediante la oración;
Mediante los sacramentos;
Con su perdón que es la renovada juventud de la Iglesia;
en el encuentro con los enfermos,
cuando vamos a visitarles, con los presos, con los que están más necesitados, con los niños, con los ancianos. Si nosotros sentimos las ganas de hacer algo bueno, es Jesús resucitado quien nos empuja a esto. Y siempre la alegría, la alegría que nos hace jóvenes. (Homilía de S.S. Francisco, 15 de abril de 2018).
- “La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas”.
- “La tempestad pone al descubierto todos los intentos de encajonar y olvidar lo que nutrió el alma de nuestros pueblos”.
*“Hemos continuado imperturbables pensando en mantenernos siempre sanos en un mundo enfermo (…) Hay que restablecer el rumbo de la vida” hacia Dios (Frases que dijo el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro Marzo 27, 2020)
Meditar con San Josemaría
- (Camino, 90) ¿Qué no sabes orar?- Ponte en la presencia de Dios, y en cuanto comiences a decir : Señor, que no sé hacer oración!…” está seguro de que has empezado.
- (Camino, 91). Me has escrito : “Orar es hablar con Dios. Pero, ¿de qué?”- ¿De qué?, de ti: alegrías, tristezas, éxitos y fracasos, ambiciones nobles, preocupaciones diarias…; flaquezas!: y hacimiento de gracias y peticiones : y Amor y desagravio. En dos palabras: conocerle y conocerte “Tratarse!”
Palabras de san Josemaría sobre la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía