Lu Kalousek, nos confiesa que desde los 10 años, alrededor de la preparación de su Primera Comunión, comenzó a experimentar la necesidad de sentirse acompañada y querida por el Amor de Dios; especialmente ante las visitas a Jesús Sacramentado y ante la constancia de la Misa dominical.
Dios la iba encaminando y sabía dónde la quería ubicar – afirma Lu Kalousek – iniciando su trato más íntimo y maduro al salir de su ciudad natal y llegar a Buenos Aires entre iglesias majestuosas, y labores sociales con grupos pastorales de la universidad.
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Crecimiento Espiritual
En adelante su crecimiento espiritual fue un proceso; terminando la vida universitaria, noviazgo hasta llegar a cambiar de país como mujer casada y decidir crear una cuenta para compartir entre sus allegados sus fotos, sus creencias y sus convicciones de vida.
Estando en Washington, Lu Kalousek nos comenta que descubre que Dios la quiere con ese don, detrás de las pantallas, que aunque parecen silenciosas, existen en esos seguidores una apertura, personas con sentimientos, con el mismo atractivo humano de Cristo, de quienes también aprende la ternura de Dios. Ha tenido la oportunidad de tratar y trabajar con gente que profesa otra fe, quienes le brindaron apoyo y le mostraron una fe alegre y servicial, por lo que siente la responsabilidad de expresar con sus ilustraciones, que la religión no es para viudas o viejitos, ni que inspire siempre dolor y oscuridad, sino que entre las luces y sombras hay amor, alegría, apertura y un final feliz.
Lu Kalousek, también nos dice que el haber salido de su país, la hizo ver que todos los caminos del Señor, van siempre acompañados de más personas, y que ese acompañamiento y apertura ayuda a caminar mejor. Agradece mucho cada comentario y respuesta a sus ilustraciones, mayor motivo para rezar por ese público y seguir esforzándose para que todos por medio de sus ilustraciones sientan la ternura de Dios.
Finalmente, Lu nos recomienda que no tengamos miedo a acercarnos a Dios todos los días ya que todos tenemos dones para vivir con alegría nuestra fe y poder transmitir el amor de un Dios que nos ama con ternura. Es cuestión de darle ese espacio para crecer y aprender a tratarlo.
Preguntas para el diálogo
1. “¿Se olvida una madre de su criatura?…pero aunque ella se olvide, yo no te olvidaré!” es una afirmación de la ternura de Dios que no nos la creemos. Lu nos confiesa que esa certeza de sentirse acompañada y amada por Dios, hizo que creciera su experiencia de fe.
¿Has hecho el ejercicio de ponerte en presencia de Dios y repasar junto a Él las experiencias de tu vida, donde hayas tocado esa ternura? Ellas serán pilares para crecer en su amor y sostenerte en los momentos difíciles.
2. Dios tiene un camino para cada uno de sus hijos, a veces nos cambia la dirección de la que ya habíamos pensado tomar. Algo parecido sucedió con Lu, salió de Argentina para irse a vivir casada a Estados Unidos; sin embargo, siempre supo que Dios estaba con ella y puso en su camino personas que le ofrecieron compañía y apoyo.
¿Cómo respondes a lo que crees que Dios te pide; cuál es tu actitud frente a lo inesperado? ¿Procuras aceptar con docilidad los cambios de planes o insistes en el camino que tú crees es el mejor?
3. El Santo Padre en la encíclica “Laudato Si”, nos llama a un cambio profundo, a salir de nuestra zona de confort, a una transformación personal y comunitaria en búsqueda del bien común. Lu en su apertura al trabajar con personas de otro credo, encontró una fe alegre y servicial que la ayudaron a sobrellevar un cambio de cultura.
¿Manifiestas con hechos en tu labor profesional o social interés por la naturaleza, ecumenismo y justicia por los pobres?
4. “Entusiasmo de creer, alegría de vivir, testimonio de la fuerza de la fe” Benedicto XVI
Lu nos confiesa que al inicio dudó en exponer estos temas de sus creencias y vida de fe en las redes, por miedo al rechazo; sin embargo, descubrió que detrás de las pantallas hay muchos que sienten lo mismo, con necesidad de compartir y hacerse amigos.
¿Procuras en tu ambiente laboral o social vivir las virtudes de la alegría, caridad y prudencia para hacer una convivencia fraterna y amable?
Propuestas de Acción
1. A veces pensamos que somos merecedores de todo, incluso nos quejamos por no recibir lo que esperamos, sin darnos cuenta de cuánta misericordia de Dios con nosotros, hasta para complacernos en nuestros caprichos. Pidámosle la gracia para ser agradecidos y corresponder a tanta bondad. Dice el refrán popular que, “Amor con amor se paga”.
¡Lo más impresionante es que este Dios Padre, nunca se cansa a pesar de que nos alejemos de Él y siempre está con los brazos abiertos esperándonos con un corazón lleno de ternura!
2. No olvidemos que muchas veces suceden las cosas para que se lleve a cabo la obra que Dios tiene para nuestras vidas. Fue así como Lu, en este cambio de planes, encontró cuál era su vocación y reconoció en el don de la ilustración la herramienta para llegar a muchas almas.
‘Id a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis, invitadlos a la boda’.
3. Son varios los compromisos que se pueden asumir frente al cuidado de la “casa común” no puede continuar la indiferencia ante el diálogo sobre el medio ambiente, sobre la plenitud y libertad del ser humano y sobre las religiones con las ciencias.
Debemos promover una sociedad que haga uso de la ciencia con base en los mandatos de Dios y de la creación misma, evitando el abuso de los recursos naturales pero manteniendo los derechos fundamentales de un pueblo, como el derecho al agua potable, el derecho a la vida, el derecho a la educación y a la libertad de culto.
- Carta encíclica Laudato Si del Santo Padre Francisco sobre el cuidado de la casa común
4. La fe cristiana es cuestión del amor de Dios. Sin miedo. La alegría, la ternura y el entusiasmo forman parte esencial de la transmisión de la fe. No es una teoría sino una vida de comunión con Dios, oración y trato con Él que te llena y desborda.
“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús”.
Meditar con la Sagrada Escritura
1. Lucas 15, 1-3. 11-32 “En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este acoge a los pecadores y come con ellos…«Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo”.
Que seamos agradecidos por tanta ternura y misericordia y le pidamos la Gracia para no alejarnos de Él, pase lo que pase.
2. Mateo 6, 24-34 “…Y si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy florece y mañana es echada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, hombres de poca fe?…”
Por tanto ver todos los acontecimientos que nos ocurren conscientes de que Dios está allí.
3. Lucas 2, 11-14 “Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; 12 y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» 13 Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: 14 «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes Él se complace”.
¡Ver la ternura de Dios hecha carne, para que lo puedas tratar y acariciar en tu corazón!
4. Juan 11, 1-45 “…Jesús, al verla llorar y al ver llorar a los judíos que la acompañaban, se conmovió hasta lo más hondo y preguntó: “¿Dónde lo han puesto?” Le contestaron: “Ven, Señor, y lo verás”. Jesús se puso a llorar y los judíos comentaban: “De veras ¡cuánto lo amaba!…”
¡Qué ternura la de Dios al ver su amor por el amigo muerto, lloró. Con esa misma sinceridad está para resucitarnos a ti y a mí, cuando caemos una y otra vez!
Meditar con el Papa Francisco
Homilía de S.S. Francisco, 13 de enero de 2016
Después está escrito que el Señor es “compasivo” en el sentido que nos concede la gracia, tiene compasión y, en su grandeza, se inclina sobre quien es débil y pobre, siempre listo para acoger, comprender y perdonar. Es como el padre de la parábola del Evangelio de san Lucas: un padre que no se cierra en el resentimiento por el abandono del hijo menor, sino que al contrario continúa esperándolo —lo ha generado— y después corre a su encuentro y lo abraza, no lo deja ni siquiera terminar su confesión —como si le cubriera la boca—, qué grande es el amor y la alegría por haberlo reencontrado; y después va también a llamar al hijo mayor, que está indignado y no quiere hacer fiesta, el hijo que ha permanecido siempre en la casa, pero viviendo como un siervo más que como un hijo, y también sobre él, el padre se inclina, lo invita a entrar, busca abrir su corazón al amor, para que ninguno quede excluido de la fiesta de la misericordia. ¡La misericordia es una fiesta!
De este Dios misericordioso se dice también que es “lento a la ira”, literalmente, “largo en su respiración”; es decir, con la respiración amplia de paciencia y de la capacidad de soportar. Dios sabe esperar, sus tiempos no son aquellos impacientes de los hombres; Él es como un sabio agricultor que sabe esperar, deja tiempo a la buena semilla para que crezca, a pesar de la cizaña.
Papa pide a la Iglesia no apoltronarse en la evangelización, sino abrir las puertas. Homilía S.S. Francisco, Ángelus del 11 de octubre del 2020
“…La Iglesia está llamada a llegar a las encrucijadas de hoy, es decir, a las periferias geográficas y existenciales de la humanidad, esos lugares marginales, esas situaciones en las que se encuentran acampados y viven fragmentos de humanidad sin esperanza. Se trata de no apoltronarse en las formas cómodas y habituales de evangelización y testimonio de la caridad, sino de abrir las puertas de nuestro corazón y de nuestras comunidades a todos, porque el Evangelio no está reservado a unos pocos elegidos”, advirtió el Papa.
En esta línea, el Pontífice señaló que “también los que viven al margen, incluso los rechazados y despreciados por la sociedad, son considerados por Dios dignos de su amor” porque “Él prepara su banquete para todos: justos y pecadores, buenos y malos, inteligentes e incultos….”
Audiencia a los participantes en el congreso «La teología de la ternura del Papa Francisco», 13.09.2018
“…Sentirse amado es un mensaje que nos ha llegado más fuerte en los últimos tiempos: del Sagrado Corazón, del Jesús misericordioso, de la misericordia como propiedad esencial de la Trinidad y de la vida cristiana. Hoy la Liturgia nos recordaba la palabra de Jesús: “Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso” (Lc 6, 36). La ternura puede indicar precisamente nuestra forma de recibir hoy la misericordia divina. La ternura nos revela, junto al rostro paterno, el rostro materno de Dios, de un Dios enamorado del hombre, que nos ama con un amor infinitamente más grande que el de una madre por su propio hijo (cf. Is 49,15). Pase lo que pase, hagamos lo que hagamos, estamos seguros de que Dios está cerca, compasivo, listo para conmoverse por nosotros. La ternura es una palabra beneficiosa, es el antídoto contra el miedo con respecto a Dios, porque «en el amor no hay temor» (1 Jn 4:18), porque la confianza supera el miedo. Sentirse amado, por lo tanto, significa aprender a confiar en Dios, a decirle, cómo Él quiere: «Jesús, confío en ti»…
”Carta Encíclica Laudato SI
Mi llamado
- El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar. El Creador no nos abandona, nunca hizo marcha atrás en su proyecto de amor, no se arrepiente de habernos creado. La humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común. Deseo reconocer, alentar y dar las gracias a todos los que, en los más variados sectores de la actividad humana, están trabajando para garantizar la protección de la casa que compartimos. Merecen una gratitud especial quienes luchan con vigor para resolver las consecuencias dramáticas de la degradación ambiental en las vidas de los más pobres del mundo. Los jóvenes nos reclaman un cambio. Ellos se preguntan cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en los sufrimientos de los excluidos.
Meditar con san Josemaría
Camino- Infancia Espiritual 857
Ser pequeño: las grandes audacias son siempre de los niños. —¿Quién pide… la luna? —¿Quién no repara en peligros para conseguir su deseo?
«Poned» en un niño «así», mucha gracia de Dios, el deseo de hacer su Voluntad (de Dios), mucho amor a Jesús, toda la ciencia humana que su capacidad le permita adquirir… y tendréis retratado el carácter de los apóstoles de ahora, tal como indudablemente Dios los quiere.
Camino – Voluntad de Dios 762
Acto de identificación con la Voluntad de Dios:
¿Lo quieres, Señor?… ¡Yo también lo quiero
Homilía del 8 de octubre de 1967. en el campus de la Universidad de Navarra:
Os aseguro, hijos míos, que cuando un cristiano desempeña con amor lo más intrascendente de las acciones diarias, aquello rebosa de la trascendencia de Dios. Por eso os he repetido, con un repetido martilleo, que la vocación cristiana consiste en hacer endecasílabos de la prosa de cada día. En la línea del horizonte, hijos míos, parecen unirse el cielo y la tierra. Pero no, donde de verdad se juntan es en vuestros corazones, cuando vivís santamente la vida ordinaria.
No os escondo -puede leerse en una homilía pronunciada el 5 de abril de 1964- que, a lo largo de estos años, se me han acercado algunos, y compungidos de dolor me han dicho: Padre, no sé qué me pasa, me encuentro cansado y frío; mi piedad, antes tan segura y llana, me parece una comedia… Pues a los que atraviesan esa situación, y a todos vosotros, contesto: ¿una comedia? ¡Gran cosa! El Señor está jugando con nosotros como un padre con sus hijos. (…) Quédate tranquilo: para ti ha llegado el instante de participar en una comedia humana con un espectador divino. Persevera, que el Padre, y el Hijo, y el Espíritu Santo, contemplan esa comedia tuya; realiza todo por amor a Dios, por agradarle, aunque a ti te cueste.
Escribía en Consideraciones Espirituales
Preciso es que nos empapemos, que nos saturemos de que Padre y muy Padre nuestro es el Señor que está junto a nosotros y en los cielos. Y nunca dejó de insistir en la necesidad de pararse a pensar frecuentemente, cada día, en esta gran realidad. Porque saberse hijo de un Padre que es Dios, además de consolar, estimula a una conducta mejor.
Otra consideración espiritual de 1934:
Los hijos… ¡Cómo procuran comportarse dignamente cuando están delante de sus padres! Y los hijos de reyes, delante de su padre el Rey, cómo procuran guardar la dignidad de la realeza! Y tú… no sabes que estás siempre delante del Gran Rey, tu Padre-Dios?
Es Cristo que pasa – Derecho a la intimidad Nº 71
“Esta es la vocación del cristiano: la plenitud de esa caridad que es paciente, bienhechora, no tiene envidia, no actúa temerariamente, no se ensoberbece, no es ambiciosa, no es interesada, no se irrita, no piensa mal, no se huelga de la injusticia, se complace en la verdad, a todo se acomoda, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
La caridad de Cristo no es solo un buen sentimiento en relación al prójimo; no se para en el gusto por la filantropía. La caridad, infundida por Dios en el alma, transforma desde dentro la inteligencia y la voluntad: fundamenta sobrenaturalmente la amistad y la alegría de obrar el bien”.
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