El Padre Santiago Villa Botero de 37 años nació en Medellín, Colombia. Es el mayor de 6 hermanos. A los 15 años entregó su vida a Dios en el Opus Dei. A los 18 años sale a vivir en Bogotá, donde estudia Comunicación Social y Periodismo en la Universidad de la Sabana.
En los primeros años como profesional, trabajó en la creación de la oficina de comunicaciones en un Colegio. Después se involucró en la empresa de producción audiovisual de uno de sus mejores amigos, con quien aprendió mucho, al punto de decir que fue su segunda universidad. Fue allí donde se apasionó por la elaboración de videos. A los 27 años recibe la invitación a viajar a Roma para estudiar filosofía y teología.
Cinco años después, el Obispo Prelado del Opus Dei, le propone ser sacerdote, algo que Santiago acoge como voluntad de Dios. Actualmente trabaja como Capellán en un colegio y un Club Juvenil en Bogotá.
Es uno de los gestores de la iniciativa 10minconJesús América Latina y creador de los canales virtuales Sacerdote a bordo.
Preguntas para el diálogo
1.En la vida nos topamos con personas que ante nuestros ojos cuentan con cierta credibilidad, pudiendo llegar a convertirse en un marcador de nuestra confianza y ejemplo.
Para el Padre Santiago, ver a sus padres rezar con devoción frente al Sagrario y toparse con un joven amigo que lo invita a rezar, fue un inicio en su encuentro con Dios. ¿Te has planteado quién de las personas que están a tu alrededor te podrían acompañar más en serio en tu crecimiento de amor a Dios? O tal vez ¿Para quién puedes ser tú un verdadero “influencer” cristiano?
3.¿Por qué el Padre Santiago dice que la única criatura capaz de Dios es el hombre? ¿Eres tú de esos católicos que has perdido la capacidad de búsqueda de la verdad, de aventurarte a tener tu propia historia de amor con Dios?
4.Si rezamos más, crecemos más ¿Cómo relacionas tu vida de oración con tu vida interior, procuras tener presencia de Dios a lo largo del día, considerando que Dios es tu Padre y te espera en todas partes?
5.Normalmente el cansancio se convierte en obstáculo para realizar bien cualquier proyecto. ¿Sabes esquivar las distracciones del mundo para no dejar a Dios al finalizar el día?
6.El Padre Santiago afirma que la Misa es “su mejor rato de oración” ¿Procuras con tu actitud y dedicación prepararte para asistir a la Santa Misa y poder así sacar más frutos?
Propuestas de Acción
1.Si nosotros procuramos estar cerca de Dios, es importante buscar tocar el corazón de quien Dios nos pone cerca y que vean que el esfuerzo que requiere ser congruente con la fe, genera alegría.
2.Procura en tu rato de oración abrir tu corazón a Dios, lo único que le interesa es tu confianza plena en Él y que estés feliz en su presencia. Cuéntale lo que tienes en tu corazón, tus ilusiones, frustraciones, a quién tienes, de quién quieres hablar y nunca terminar sin decirle que le quieres y agradecer ser su hijo-a.
3.No dejar la oración para la última hora del día, porque va a requerir más esfuerzo compartir con entusiasmo ese encuentro; evitar el uso del móvil-celular, ponerlo en modo avión y si finalmente te distraes, decirle con cariño que esas distracciones o cansancio son también para Él.
La Santa Misa es la unión íntima con Cristo.
Él se ofrece en sacrificio para obtenernos la Salvación.
4.Jesús se manifestará a lo largo del día. Tendrás respuestas y mociones a través de personas, situaciones, pensamientos que llegan a tu cabeza, comprobando que nunca tu oración cae en saco roto, jamás ha sido un monólogo. Pedir al Señor que aumente tu fe para saberlo escuchar en lo ordinario.
Meditar con la Sagrada Escritura
1.Padre justo, el mundo no te ha conocido; pero yo sí te conozco y éstos han conocido que tú me enviaste. Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que me amas esté en ellos y yo también en ellos”. (Juan 20,25) Vemos que en el corazón de Jesús estamos tú y yo. La oración que Jesús dirige a su Padre, no eso sólo intercediendo por sus apóstoles, sino que es un constante diálogo que Jesús tiene con el Padre, por nosotros.
«Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y mujer los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo:—Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que reptan por la tierra». (Génesis 1, 1-2,2)
2.Dios nos ama a todos, quiere que todos nos salvemos y que lleguemos al conocimiento de la verdad, por lo que nos capacidades y medios. Es por ello que debemos de evangelizar a todos.
3.Entonces le dijo Jesús: «¿Qué quieres que haga por ti?». El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver». Jesús le dijo: «Vete; tu fe te ha salvado». Al momento recobró la vista y comenzó a seguirlo por el camino. (San Marcos 10, 46-52) . Hay ocasiones que no notamos la presencia de Dios en nuestras vidas, y es en la oración donde Dios nos da la oportunidad para buscarle por encima de nuestra ceguera, por encima de nuestra debilidad. “Señor aumenta nuestra fe”.
4.Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. (Juan 13, 1-5). Ser agradecidos con el Señor por haberse quedado en la Eucaristía, además de víctima por nuestros pecados, se nos da como alimento, porque Amar es donarse de verdad.
Meditar con el Papa
1.El parecido entre Dios y el hombre no es un parecido físico, pues Dios no tiene cuerpo, sino es espiritual, en cuanto que el ser humano es capaz de interioridad. Enseña el Concilio Vaticano II que “no se equivoca el hombre a afirmar su superioridad sobre el universo material, y al considerarse no ya como una partícula de la naturaleza o como elemento anónimo de la ciudad humana.
Por su interioridad es, en efecto, superior al universo entero: a estas profundidades retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda, escrutador de los corazones (cfr 1 R 16,7; Jr 17,10), y donde él personalmente, bajo la mirada de Dios, decide su propio destino.
Al afirmar, por tanto, «la espiritualidad e inmortalidad de su alma, el hombre no es un juguete de un espejismo ilusorio provocado solamente por las condiciones físicas y sociales exteriores, sino que toca, por el contrario, la verdad más profunda de la realidad.” (Gaudium et spes, n.14)
2.En esta línea, el Papa Francisco dijo que hay una antigua oración –la aprendí de mi abuela– que decía:«Jesús, haz que mi corazón se parezca al tuyo». Es una hermosa oración: «Haz mi corazón semejante al tuyo». Una hermosa oración, pequeña, para rezar este mes. ¿La decimos juntos ahora? «Jesús, que mi corazón se parezca al tuyo». Otra vez:»Jesús, que mi corazón se parezca al tuyo’”, advirtió.
Meditar con San Josemaría
1.»Sabes que tu camino no es claro. —Y que no lo es porque al no seguir de cerca a Jesús te quedas en tinieblas. —¿A qué esperas para decidirte?» Camino 797
2.Confiar en Dios, abrirle las puertas de nuestra vida, nos lleva a enternecernos con él ante la multitud que está hambrienta de Él, como ovejas sin pastor. Y a reconocer que cuenta con nosotros para llevar su amor a toda esa gente. Y, en fin, a lanzarnos, porque se trata de algo que supera cuánto habríamos podido concebir por nuestra cuenta. Lanzarnos, conscientes de que con la ayuda de Dios saldremos adelante: poniéndonos en sus manos, confiando totalmente en Él. Y como Dios no se impone, se precisa un salto de fe: «¿Por qué no te entregas a Dios de una vez…, de verdad… ¡ahora!?».Camino 902
Reflexiones con San Josemaría
3.»La alegría del Jueves Santo arranca de ahí: de comprender que el Creador se ha desbordado en cariño por sus criaturas. Nuestro Señor Jesucristo, como si aún no fueran suficientes todas las otras pruebas de su misericordia, instituye la Eucaristía para que podamos tenerle siempre cerca y —en lo que nos es posible entender— porque, movido por su Amor, quien no necesita nada, no quiere prescindir de nosotros. La Trinidad se ha enamorado del hombre, elevado al orden de la gracia y hecho a su imagen y semejanza; lo ha redimido del pecado —del pecado de Adán que sobre toda su descendencia recayó, y de los pecados personales de cada uno— y desea vivamente morar en el alma nuestra… Esta corriente trinitaria de amor por los hombres se perpetúa de manera sublime en la Eucaristía»6.(Es Cristo que pasa 84-85)
4. Después de la resurrección de Jesús, los Apóstoles marchan a Galilea según les había indicado (cf. Mt 28,10), y Pedro retoma su trabajo profesional. “Antes de ser apóstol, pescador. Después de apóstol, pescador. La misma profesión que antes, después -observa San Josemaría-. ¿Qué cambia entonces? Cambia que en el alma -porque en ella ha entrado Cristo, como subió a la barca de Pedro- se presentan horizontes más amplios, más ambición de servicio.” (Amigos de Dios 264/265)
