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Venezolano. Vive en Buenos Aires. Estudia en la U. Católica. Recibe formación cristiana desde hace 4 años.

3 min

Ser santos es posible: ¡Una inspiración para todos!

Casi siempre el origen o la etimología de una palabra nos da la indicación fundamental de su significado, o sobre lo que quiere transmitir. Según la RAE, posible significa: “que puede ser o suceder, o que puede realizarse”.

Y para buscar el origen, le pedí ayuda a mi amigo GPT: “posible tiene su origen en el latín, específicamente en el término possibilis, que proviene de posse, que significa «poder». Possibilis se usaba para referirse a aquello que es «capaz de suceder» o «que puede ser hecho».

Por lo tanto, para que visualmente sea más atractivo de leer, pueden quedarse con la idea de que “Ser santo es algo que puede suceder. Que es capaz de suceder. Que puede que sea hecho”.

Esto creo que nadie se lo cree. Lo tenemos como parte de nuestra formación y es quizás parte del argumento que utilizamos para acercar a nuestros seres queridos a Dios. Pero no sé cuántos en el fondo de su corazón, en lo más profundo de su intimidad, realmente creen que ser Santo es algo que les puede suceder a ellos.

Una vez me pasó algo con un sacerdote con el que hablo ya hace más de 3 años. Esta fue una de las primeras veces que hablé con él.

“Entonces, Dani, vos pensás que vos podés ser santo?”
“Sí sí, claro Padre, para eso estoy acá”
“Entonces, el día de mañana, cuando en un pueblito de Venezuela, las familias lleven a sus hijos a rezar a la parroquia San Daniel Urdaneta…”
“Jajajaa, no pará, tampoco para tanto. Osea, sí creo que puedo ser santo, pero no sé si tan santo”

Después el Padre me contó que con el 100% de las personas que hace el “experimento”, el 100% se ríe. Suelta una risa, a veces más o a veces menos llamativa. Pero para nadie es algo realista.

Y es que vemos la Santidad como algo lejano. Como algo que no es para nosotros. Que es para algunos pocos privilegiados, pero yo que soy un tipo normal, no tengo chance.

QUE YO DÉ MÁS FRUTO

En parte creo que influye la forma en que se nos ha comunicado históricamente la figura de un “Santo” – como Santiago que evangelizó España entera, Santo Tomás de Aquino con sus vías, Juan Pablo II que fue Papa por tantos años.

Ojo, estas figuras son muy necesarias para nuestra vida cristiana, pero inevitablemente nos pueden llegar a hacer sentir que la Santidad como la de ellos no es posible.

Digo, no sé cuántos de nosotros vamos a tener la oportunidad de presentarle la Fe a un país entero como lo hizo Santiago. Pero el ejemplo es bueno para continuar.

Que tu, leyendo, seas Santo, es algo que puede suceder. Dios lo quiere. Y es buena idea que empecemos desde ya a luchar por creérnoslo.

Porque no está reservada para algunos. Y es el esquema que la Iglesia está queriendo romper. No es que en otro momento de la historia, la Santidad haya estado reservada para algunos. No es ese el caso. El caso es que hoy en día, el esfuerzo por comunicar que la Santidad es para todos, es grande. Y se nota.

Santiago apóstol evangelizó España, en resumidas cuentas, porque Dios se lo pidió. Y Jesús, en lugar de hacerlo Él mismo, se valió y se sirvió de este apóstol fiel para presentarse a un país entero.

Y si Jesús no te pide evangelizar España, me animo a decir, que muy probablemente te pide evangelizar a tu familia. O a tus amigos. Compañeros de trabajo, círculo cercano. Tu metro cuadrado en definitiva. Las personas que forman parte de tu día a día.

En ese sentido, creo que la única idea clara para realmente inspirarnos a que la Santidad es posible, es ir al Señor y hablarlo con Él.

Tenemos que querer ser Santos pero no por el hecho mismo de ser Santo. Los santos no estaban empeñados en que el día de mañana haya Iglesias con su nombre. Estaban empeñados en amar al Señor en todos los momentos de su vida.

La Santidad les llegó casi por casualidad. Porque dentro de su Fe tan grande y de su vida de oración, vieron posible una vida cristiana donde Dios fuese indiscutiblemente la prioridad número 1. Y vivieron como tal.

Chiara Cobella

Ya para ir cerrando, es importante entender dos cosas.

La primera es que, en realidad Santos nos hace el Señor. Nosotros mucho no tenemos que ver. Tenemos que libremente dar nuestro sí, pero más que eso, del resto se ocupa el Señor. Nosotros solo tenemos que dejarlo entrar en nuestro corazón y transformar nuestra vida.

Y segundo, que nos tenemos que creer realmente que ser Santos es posible. Pero eso solo lo vamos a entender yendo a Él, y preguntándole a Él en la oración.

Cara a cara, silencio, intimidad, solo el Señor y tú: “Señor, ser Santo es posible para mi?”.

Hermandar


Escrito por

Daniel Urdaneta

Venezolano. Vive en Buenos Aires. Estudia en la U. Católica. Recibe formación cristiana desde hace 4 años.

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