No las contrapongo ahora con ánimo crítico. No te diré que no armes el arbolito, que prescindas de los regalos y, por supuesto, te recomiendo que uses las luces navideñas que nos recuerdan a la estrella de Belén que apunta a la Luz que llega al mundo.
Pero sí te planteo una pregunta – la misma que me hago a mí misma, muchas veces -, que es: ¿Cómo “meternos” dentro del Evangelio, junto a María, José y el Niño (como la Navidad original y auténtica), con el silencio como condición…
cuando hay tanto ruido alrededor?
¿Es posible no salir del mundo -que, en este momento, se reviste de rojo, dorado, plateado, verde, amarillo, villancicos, envoltorios, moños y polución auditiva y visual – pero poder entrar al cuadro evangélico y no perdernos lo que realmente importa, que es el encuentro con Jesús?
El silencio es condición para el encuentro (y la vida interior, en general) Para comenzar, hay que admitir la realidad. El silencio es necesario para poder encontrarnos con Dios.
Es un hecho: si no aprendemos a hacer silencio, no aprenderemos a hablar con Él. Si no descubrimos cómo hacer silencio, el sentidode la Navidad se nos escurrirá sin posibilidad de aferrarnos a la gracia que en ésta Dios quiere comunicarnos.No lo digo solo yo. Santa Teresa de Calcuta (con mucha más autoridad moral que la mía) decía que en la voz de Dios se escucha en el silencio. ¡Recordemos que el Espíritu Santo habla bajito!
Silencio interior para contrarrestar el ruido de fuera
Podemos encerrarnos en un monasterio cartujo y no ser capaz de pronunciar una sola palabra de amor a Dios si no aprendemos a guardar silencio del corazón. El silencio de fuera no sirve de nada si no aprendemos del silencio interior.
Al contrario, si aprendemos poner el oído atento a lo que Dios nos sopla, bajito, en el alma, le escucharemos incluso en medio de un torbellino de ventas navideñas, comerciales chillones y corridas. Así, incluso en medio de las ventas le hablaremos al Niño de los regalos que le haremos y le pediremos que nos obsequie lo que nos hace falta. Al ver los rostros de preocupación oteando las góndolas y recorriendo en la búsqueda de una compra imposible, sabremos ver más allá de ellas a las familias divididas, a los padres preocupados, a los hermanos que se quieren reconciliar. El corazón se ensancha y rezamos por ellos también.
Una idea para la contemplación
José, el santo del silencio. María, la Mujer que todo lo guardaba en el corazón. Sentarte frente al pesebre o llevar una imagen (puedes tenerla en el celular) te ayudará a ubicarte en medio de ellos junto a la cunita del Niño. Ambos son excelentes maestros del silencio. Rezando a su lado, irás copiando su manera de tratar a Dios… también descubriendo el trato sin palabras, el de las mociones del corazón ilusionado, recogido, enamorado.
Un texto para la reflexión
Si tienes tiempo de profundizar en este tema y te animas a adentrarte en una lectura profunda y maravillosa, te invito a leer el libro “La fuerza del silencio”. El Cardenal Robert Sarah, con sus reflexiones hondas y llenas de piedad, te motivará a luchar por defender el silencio en un mundo ruidoso. Por buscar el silencio en un alma atolondrada.Te comparto unos fragmentos de esta obra, así, si no puedes leerla completa, al menos tendrás unas ideas a las que dar vueltas en la oración.
“El cristiano no puede tener miedo al silencio, porque nunca está solo. Está
con Dios. Está en Dios. Es para Dios. En el silencio, Dios me cede sus ojos
para contemplarle mejor. La esperanza cristiana es el fundamento de la
búsqueda silenciosa del creyente. El silencio no es algo temible: al revés:
es la seguridad de encontrar a Dios.”“Los hijos de Dios han sido llamados a vivir eternamente con el Padre. Por
medio del silencio deben acostumbrarse a estar con Él.”“Una vez que poseamos el silencio interior, podremos llevarlo con nosotros
al mundo y orar en todas partes.”“El alma humana no se expresa solo con palabras.”
“El silencio es la condición del amor y conduce al amor. El amor solo se
expresa plenamente renunciando a la palabra, al ruido, a la agitación y a la
sobreexcitación.”“Estar en silencio ante Dios es casi parecerse a Dios.”
Y un par de consejos prácticos
Te enumero algunos “tips”que te pueden servir.
1. Si necesitas calmar tus múltiples pensamientos antes de rezar, puedes escuchar esta playlist tipo lo-fi o buscar una instrumental para ir entrando en el “mood” de la contemplación.
2. Practica la visio divina. Elige algunas imágenes que te remuevan por dentro (las del Nacimiento son ideales por la época) y contémplalas pausadamente.
3. Arma el pesebre, si aún no lo has hecho. Siéntate junto a él, o arrodíllate, ponte en cuclillas, en alguna postura que no sea muy incómoda, y míralo con calma. Mira a la Sagrada Familia, mira a los pastorcitos, mira al burrito… ¿Te identificas con alguno? ¿Dónde te ubicarías si estuvieras en medio de ellos? ¿Qué estarías haciendo? Preguntas como estas te
ayudarán en la oración.
4. Busca algunos momentos en los que puedas desconectarte. No es necesario estar escuchando música todo el tiempo. No entres a ver reels cada vez que tengas un segundo vacío.
¡No tengas miedo del silencio ni lo rehúyas cuando aparece!
5. Practica la atención plena cuando te sientas agobiado. Mira el cielo, mira la naturaleza o lo que te rodea, siéntelo. Ánclate al espacio en el que estás.
¿Conoces más consejos? ¡Cuéntanos en los comentarios qué te ayuda a hacer silencio para escuchar a Dios!
Me parece muy edificante!!!
De mucha reflexión
Me encants
Me parece muy edificante!!!
De mucha reflexión
Me encants