La misa, celebrada en la parroquia María Auxiliadora con Monseñor David De La Torre, recordó la importancia de la Eucaristía como símbolo de amor y fraternidad en Cristo, sosteniéndonos entre todos junto con Cristo.
Durante el día, destacados ponentes como Vitoria Andreatta De Carli y el Padre Damián Howard, ofrecieron reflexiones sobre la necesidad de sanar el mundo a través de la fraternidad, sobre todo en América Latina, una región golpeada por la pobreza, la desigualdad y las secuelas de la pandemia. Vitoria destacó que los cristianos laicos no necesitan salir del mundo para vivir una auténtica experiencia espiritual de comunión con Dios.
Mientras que el Padre Damián, capellán de la Universidad de Oxford, profundizó sobre el impacto de las tecnologías digitales en la identidad de los jóvenes. Mencionó que las redes sociales promueven una ética de autenticidad y tolerancia, donde los jóvenes exploran su identidad de formas muy variadas, pero a menudo de manera superficial. Habló de la necesidad de construir una fraternidad cimentada en la comunión con Cristo, destacando que lo que diferencia a la inteligencia artificial de la inteligencia humana es la caridad.
El padre Pablo Blanco, en su ponencia “La Eucaristía, fuente y cumbre de la fraternidad”, explicó cómo el relato de los discípulos de Emaús refleja la Liturgia de la Palabra y la Eucaristía. Señaló que, como ellos, muchas veces no reconocemos a Jesús por no conocerlo profundamente.
Rodrigo Guerra, secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, destacó la unión inseparable entre la Eucaristía y la Iglesia como el «Cuerpo de Cristo», fortalecido por el Espíritu Santo. Subrayó la sinodalidad como una relación de reciprocidad, marcada por el pan compartido y el bautismo común, y resaltó cómo la espiritualidad popular en América Latina renueva la fe y nos invita a redescubrir el asombro ante el misterio de Dios.
Todos coincidieron en la Eucaristía como fuente de comunión y transformación.
La jornada culminó con un acto cultural lleno de arte y música, creando un ambiente de alegría y unión. ¡Un día que nos recuerda que la fraternidad en Cristo es la base de una Iglesia viva y esperanzada!
Artículo escrito en colaboración con el Equipo IEC – Quito 2024