Semana Mayor
Semana mayor, hemos vivido 40 días en el desierto de la mano de Jesús, hemos caminado durante la Cuaresma, preparando el corazón para vivir los misterios que nos presenta Semana Santa, ha llegado el momento de contemplar aquel madero, donde nuestro Rey, será clavado, estamos viviendo los misterios de amor más grande de un Dios que ama, con una humanidad sedienta de ese divino amor.
Es muy importante que nuestro corazón se recoja, se adentre en este misterio de amor. No es una semana más, no son simplemente celebraciones litúrgicas, o visita a Iglesias. La Semana Santa marca el corazón del cristiano, porque estamos todos invitados a ser partícipes, no solo observadores, de los misterios del Señor.
Si bien nos alegra la noticia de la Pascua, de la victoria de Jesús sobre la muerte, antes de contemplar a Cristo que vive, nos corresponde subir junto a Él al Gólgota, nos corresponde caminar con Él durante su dolorosa Pasión. Nuestro corazón ha de exclamar ¡Oh Feliz culpa, que nos mereció tan grande Redentor! Porque recuerda, antes de ir al Tabor, debemos caminar junto al Maestro en el Calvario.
Sacramento de la reconciliación
Si acaso no lo has podido hacer, te invito a que esta semana mayor, antes del Triduo Pascual, te acerques al Sacramento de la reconciliación, qué mejor manera de acompañar a Jesús en el Calvario; que con tu alma limpia, presta a ser descanso para Cristo que sufre por amor a ti y a mí.
Es un regalo para el Señor y para ti mismo acercarte a la confesión, y dejarte envolver por la hermosa Misericordia del buen Dios que sin medida nos ha amado.
Una práctica de devoción que no puede faltar es el rezo del Santo Vía Crucis. Este rezo tan hermoso, es perfecto para sumergirnos en los misterios en torno a la muerte de Jesús, esta cruz de amor que el Señor cargó, solo se puede descubrir desde el amor.
La cruz sinónimo de amor, y no hay manera más plena de adentrarnos en este acto de amor que meditando en las 15 estaciones del Vía Crucis. Te invito a que juntos descubramos las gracias que esta práctica traerá a tu alma.
15 estaciones: 1 acto de amor infinito
El Vía Crucis nos da la oportunidad de caminar junto a Jesús durante los instantes de du Pasión. Meditamos desde que fue entregado, condenado a muerte, e incluso contemplamos sus caídas y dolores camino al Calvario.
Cada estación, representa un acto de amor, pequeños actos tan grandes de amor, que encuentran su culmen en la cruz.
Es en ese madero donde el amor de Jesús a ti y a mí lo sostuvieron, es el amor lo único que movía a Cristo a pasar por todos los dolores y sufrimientos por los que pasó.
Cada estación es acompañada de una meditación, la cual nos introduce en el pasaje que contemplamos. ¡Cómo no sentir dolor al contemplar a Jesús cayendo de la cruz!, ¡cómo no sentir un ardiente deseo de ser junto al cirineo, quienes carguemos la cruz con el Maestro! Cada estación, debe tocarnos el corazón y llevarnos a la profunda meditación del misterio grandísimo del amor del Señor.
La Pasión del Señor, es un acto de amor extremo, infinito, es la Cruz el signo más grande del amor de Dios para cada uno de nosotros, su creación, y en este Vía Crucis, meditar el misterio de cada estación debe ayudarnos a sumergirnos en las bondades del amor del buen Dios.
Para dar vida a tu amor en mí
Esta Semana Santa no solo estamos llamados a ser espectadores, estamos llamados ante todo a amar. Quieres aprender a amar, mira la cruz, quieres entender el amor, en el libro de amor pleno que es la Cruz, hallarás la respuesta. Te cuesta amar a tu prójimo, piensa en el varón de dolor, muriendo por ti, por mí y por aquel a quien te cuesta amar
Como un cordero, se entregó mansamente. Lo que lo movió fue el amor, lo que lo hacía permanecer firme en cada paso de su Pasión era que tú y yo éramos parte de sus pensamientos de amor.
Es entonces necesario que el Vía Crucis, nos lleve a recogernos, a intimar con Jesús, a agradecerle por tan hermoso acto de amor, y que reparando, sacrificándonos, renunciando a nuestro querer, seamos quienes consolemos al Señor en las hora de su Pasión.
Antes de celebrar la alegría del resucitado, caminemos con Él hacia la cruz, y pidamos que las gracias del Vía Crucis nos ayuden a serle fiel al Señor, y serle fiel hasta la cruz, su cruz de amor.